Los secuestradores carabobeños idolatraban las almas de difuntos antisociales Plagiarios de San Diego CARABOBO"veneraban" la crueldad

Plagiarios de San Diego "veneraban" la crueldad
Notitarde.- En la víspera de su muerte, el secuestrador de San Diego colgó como foto de portada de su cuenta de Facebook un premonitorio selfie, ambientado en la ominosa cripta de un legendario malandro caraqueño.  
Enderson Orlando Terán Lamuño antes de caer abatido en el recodo del río La Cumaca ya estaba muerto, reflexionaron algunos detectives de la Subdelegación Las Acacias de la policía judicial.
ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA SOCIEDAD. CAR05. CARACAS (VENEZUELA), 20/11/2014 - Varias personas visitan la tumba de Ismael Sánchez, conocido popularmente como el santo malandro, este miércoles 19 de noviembre de 2014, en el Cementerio General del Sur, en Caracas (Venezuela). Pudieran pedirle a la Santa María, pero un grupo de hombres en un cementerio de Caracas prefieren beber aguardiente y fumar tabaco mientras hacen sus peticiones ante la tumba de Ismael, el líder de una corte espiritual formada por una docena de delincuentes, adorados en Venezuela. EFE/Santi Donaire VENEZUELA SOCIEDADUn testigo de la urbanización El Remanso -habitante de las residencias Aves del Paraíso- presenció el episodio. Recordó a Lamuño como al excéntrico general George Patton cuando llegaba a los teatros de la guerra acorazada.
Lamuño, un ex recluso procesado por robo agravado en febrero del año 2009, al verse acorralado por el Cicpc decidió internarse, junto a su cómplice Diego Alberto Castillo, por el afluente que divide las urbanizaciones El Tulipán con El Remanso. Ambos esperaban en un acto de la divina providencia escapar del tropel de sabuesos que en la nuca les respiraban.
En una maniobra desesperada -con más alma que agallas- dispararon a discreción, no escatimaron sus balas “consagradas”, pero en segundos acabaron ahogados en la orilla del río de plomo.
ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA SOCIEDAD. CAR06. CARACAS (VENEZUELA), 20/11/2014 - Varias personas visitan la tumba de Ismael Sánchez, conocido popularmente como el santo malandro, este miércoles 19 de noviembre de 2014, en el Cementerio General del Sur, en Caracas (Venezuela). Pudieran pedirle a la Santa María, pero un grupo de hombres en un cementerio de Caracas prefieren beber aguardiente y fumar tabaco mientras hacen sus peticiones ante la tumba de Ismael, el líder de una corte espiritual formada por una docena de delincuentes, adorados en Venezuela. EFE/Santi Donaire VENEZUELA SOCIEDAD Los médicos del hospitalito de San Diego “José Gregorio Hernández” certificaron luego el deceso de la pareja de secuestradores como consecuencia de un paro cardíaco originado por la pérdida de sangre. En un sobre de manila consignaron a los policías dos estampitas y otros amuletos para la buena suerte del ritual marialioncero que los malhechores llevaban colgados al cuello. Dos cómplices lograron evadir la encerrona y desaparecieron.

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El comandante, en la diestra empuñaba su afamado revólver Colt 45 y con la izquierda sujetaba a su inseparable mascota  Bull Terrier (Willie), pero el delincuente con la mano izquierda sostenía a una Glock de cargador extralargo y en la otra llevaba secuestrado y a empujones a un hermano del antesalista de los Padres de San Diego, Yangervis SolarteLos investigadores consideran que en la previa del secuestro, Terán Lamuño, habitante del sector Vivienda Popular del municipio Los Guayos, asistió al Cementerio General del Sur, en Caracas. Allí realizó el ceremonial que los antisociales acostumbran frente a la denominada Corte Malandra, una especie de santos del pecado.
Una y otra vez dejó colar entre sus dedos el puño de balas que ofrendó al alma del fallecido hampón Freddy José Saavedra, icónico difunto que, al igual que él, llevó una vida vinculada al crimen.Saavedra murió abatido de 27 tiros en 1983 en un barrio de Caracas. 24 horas después vanas resultaron sus plegarias para que los crueles espíritus de los malandros difuntos lo proveyeran de la puntería necesaria.
ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA SOCIEDAD. CAR02. CARACAS (VENEZUELA), 20/11/2014 - Fotografía del altar sobre la tumba de Ismael Sánchez, conocido popularmente como el santo malandro, este miércoles 19 de noviembre de 2014, en el Cementerio General del Sur, en Caracas (Venezuela). Pudieran pedirle a la Santa María, pero un grupo de hombres en un cementerio de Caracas prefieren beber aguardiente y fumar tabaco mientras hacen sus peticiones ante la tumba de Ismael, el líder de una corte espiritual formada por una docena de delincuentes, adorados en Venezuela. EFE/Santi Donaire VENEZUELA SOCIEDAD

“Si ojos tienen que no me vean, si manos tienen que no me agarren, si pies tienen que no me alcancen, no permitas que me sorprendan por la espalda, no permitas que mi muerte sea violenta, amén”, rezan los antisociales durante la liturgia criminal.

Ahora -a los detectives- les resulta atípico toparse en Valencia con un antisocial que esté ajeno a la hermandad y el fanatismo del santoral delictivo, un género de sincretismo esotérico que venera con inusitado fervor las almas de fallecidos pandilleros. Consideran que la banda de secuestradores de Los Guayos se disputaba la supremacía en la zona y mantenía  acogotados a los sandieganos.
Las urbanizaciones como La Esmeralda, Los Jarales, Los Anaucos, Las Gaviotas, Villas de Paraíso y Valle Fresco, entre otras, eran los cotos de caza de la banda delictiva. Otros dos secuestradores han sido identificados. Los allanamientos para tratar de apresarlos han resultado infructuosos.
En la red social el finado secuestrador de San Diego divulgaba fotografías de perfil que caracterizaban sus “virtudes morales”. En ellas presenta un collage de “canonizadas imágenes”, confeccionadas con burdo yeso, ataviadas con lentes de mototaxistas y un arma en el cinto. “Gracias por los favores recibidos”, refiere una pancarta al fondo del altar
El Grupo de Tarea contra Bandas del estado Carabobo estima que desde hace algún tiempo la mayoría de las organizaciones delictivas abrazan la crueldad como fe, entre ellas las bandas de secuestradores que cultivan su devoción a un séquito de ladrones muertos. En sus vehículos exhiben sin rubor los rótulos y calcomanías de la cofradía de asesinos extintos.
En otra imagen muestra a un delincuente que apunta a otro por la espalda. Una significativa instantánea enseña una camioneta 4Runner con las puertas abiertas, desde cuyo interior emergen cuatro fusiles calibre AR15. “Gente seria y organizada, cero sapos, cero brujas”, expresa la fotoleyenda. Lamuño además expone su cinéfila faceta a través del póster del cantante Daddy Yankee, protagonista del film “Talento de barrio”, una película de acción, crimen y drama. El reggaetonero con mirada de mafioso apunta al infinito con una pistola provista de un cargador bautizado en el argot delictivo como “Maxi Cocosette”.
Mientras los detectives procedían a realizar el habitual reconocimiento post mortem de la pareja de antisociales, otros miembros de la congregación criminal se disponían a prepararles los respectivos honores de despedida. Los investigadores consideran que tal vez, en el transcurso de algunos años, sean “beatificados” por otros secuestradores y elevados a los altares de la criminalidad carabobeña.

Presos de paltó y corbata

En los penales venezolanos es frecuente observar a delincuentes que purgan sus condenas con traje, corbata y su respectiva Biblia debajo del brazo.
Algunos capellanes de los recintos carcelarios señalan que el generalizado fenómeno obedece en ocasiones a taimados antisociales que pretenden sobrevivir dentro de los pabellones de evangélicos. Sus integrantes suelen cantar y rezar durante los servicios, pero al culminar deben salir a efectuar labores de cocina, aseo y mantenimiento.
Los pastores sentenciados por robos, violaciones u homicidios son los encargados de velar por el cumplimiento de las normas impuestas por los llamados pranes. Cualquier hermano de la fe es execrado del pabellón ante la más leve señal de indisciplina.
Los capellanes también afirman que el fariseo recluso que logra salir de la cárcel también abandona la fe que aseguró profesar. Tal vez por ello pronto regresan a la cárcel por el mismo camino donde hace algún tiempo arrojaron la Biblia.

Franquicias del delito

El fenómeno de la insólita “catedral” del delito que en principio fundara un conjunto de sacrílegos vinculados con el sórdido mundo delictivo en el abarrotado Cementerio General del Sur, en la ciudad de Caracas, ha dado lugar a diversas franquicias en el país.
Una de ellas se encuentra en la entidad carabobeña, donde algunos creyentes consideran que el lado bueno de las almas de los fallecidos delincuentes pretende reivindicarse de sus perniciosas andanzas distanciando a quienes transitan por el camino del mal.
Sin embargo, algunos criminólogos consideran que la pléyade de ladrones de bancos, asaltantes y secuestradores que se congrega en las tumbas de antisociales difuntos, solo se encomienda para que sus ilícitas actividades culminen con éxito. Por ello ofrendan balas, botellas de licor, drogas e incluso ropa íntima femenina.
El singular sincretismo contracultural también es cuestionado por la Iglesia Católica, pues lo cataloga como un batiburrillo de magia barata, curiosidad y morbo.ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA SOCIEDAD. CAR02. CARACAS (VENEZUELA), 20/11/2014 - Fotografía del altar sobre la tumba de Ismael Sánchez, conocido popularmente como el santo malandro, este miércoles 19 de noviembre de 2014, en el Cementerio General del Sur, en Caracas (Venezuela). Pudieran pedirle a la Santa María, pero un grupo de hombres en un cementerio de Caracas prefieren beber aguardiente y fumar tabaco mientras hacen sus peticiones ante la tumba de Ismael, el líder de una corte espiritual formada por una docena de delincuentes, adorados en Venezuela. EFE/Santi Donaire VENEZUELA SOCIEDAD

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