http://www.runrun.es/investigacion/madres_asesinas_de_transexuales/ESPECIAL Las “madres” asesinas de La Libertador: Explotación de transexuales



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Un taxi frena de golpe. Del vehículo sale una de las transexuales que controla el negocio de la prostitución en la avenida Libertador de Caracas. Le dicen “La Prince” y es la principal “madre” de esa plaza.  Está con su novio, “Said”, un joven de 17 años de edad a quien las mafias usan para el trabajo sucio. Vienen a cobrarle a “Kimberly Rubí”: le reclaman las cuotas semanales que no canceló durante cinco meses. Said le rocía gas pimienta en la cara y “La Prince”, con los filos de una botella partida le hace cinco heridas, en los antebrazos, el cuello y la pierna derecha, una por cada mes adeudado. La víctima logra incorporarse y corre con sus tacones más de dos cuadras hacia Plaza Venezuela. Las fuerzas no le alcanzan para más. Cae desvanecida frente a las residencias El Pórtico.

“Kimberly Rubí”
La reconstrucción del crimen, registrado la madrugada el 30 de abril de 2011,  fue realizada por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Ese día las calles del principal corredor de prostitución de la capital estaban atiborradas de trabajadoras sexuales: era quincena. “Kimberly Rubí”, de 17 años de edad, posaba para llamar la atención de los clientes: se acarició su larga y negra cabellera, agitó los hombros, se cambió de brazos la cartera que llevaba puesta -de manera constante- y sacó varias veces un espejo para verse y pintarse los labios. Manejaba muy bien las técnicas de seducción, que aprendió desde los 11 años, cuando se separó de su nombre: Enderson Jesús Bianconi López.
El retorno a la Libertador, después de cinco meses de ausencia, fue para la joven un paso fulminante. “Kimberly Rubí” regresó de Yaritagua, su pueblo natal, en el estado Yaracuy, con la esperanza de hacer más dinero para colocarse implantes en los senos y lucir más femenina. Pero su lucha por parecer una mujer la llevó a la muerte.

La hermana de la víctima, Edyx Bianconi López, relató que dos días después de enterarse de que la joven fue asesinada, viajó desde Yaracuy a la capital para retirar el cadáver de “Kimberly” en la morgue de Bello Monte. Dijo que luego de entregar la cédula del adolescente -Enderson Jesús Bianconi López- en esa dependencia le advirtieron que en la sala de autopsias de la morgue de Bello Monte solo estaba el cuerpo de una mujer. El trágico desenlace irónicamente cumplió uno de los sueños de la transexual: morir siendo reconocida como una mujer.
“Ella siempre me decía que iba a morir siendo mujer. Buscamos en los libros de la morgue y no aparecía. Me entró un alivio. Tenía una esperanza. Luego mi papá explicó la situación que nos reportaron de la avenida Libertador y, después de atar cabos, me permitieron bajar a hacer el reconocimiento del cadáver. Era Kimberly con sus cejas depiladas, sus extensiones en el cabello, con su cicatriz en la rodilla derecha y con uno de sus dientes torcidos”, recordó Biancon
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 “La Prince”   LA MADRE DEL MAL

 Si las trabajadoras sexuales no cumplen con las normas de la avenida Libertador, pueden ser golpeadas o asesinadas, como pasó con “Kímberly Rubí”, con su compañera “Samanta” y con “Luisa Nicolle”, de 18 años de edad, quien también fue asesinada a puñaladas por “La Prince” en mayo de 2011 en la recepción del hotel Dallas, en El Rosal. Hasta esa zona se había desplazado la joven para prostituirse meses antes de ser asesinada y evadir el pago de las vacunas que debía cancelar en la Libertador.La lugarteniente de “La Prince”, conocida como “La Barbie” e identificada por las autoridades como Oliver Moisés González, está prófuga de la justicia y ejerce el trabajo sexual en Panamá, México y París. Desde esos países se promociona en su página de Facebook Yalimar Dior y en la página web especializada en la contratación de servicios sexuales de trans. La ex “madre” de la Libertador también mantiene comunicación con trabajadoras sexuales venezolanas para reclutarlas -a cambio de altas sumas de dinero- para sacarlas de Venezuela, aseguraron fuentes policiales que le han seguido la pista.

 

 
 La lugarteniente de “La Prince”, conocida como “La Barbie” e identificada por las autoridades como Oliver Moisés González, está prófuga de la justicia y ejerce el trabajo sexual en Panamá, México y París. Desde esos países se promociona en su página de Facebook Yalimar Dior y en la página web especializada en la contratación de servicios sexuales de trans. La ex “madre” de la Libertador también mantiene comunicación con trabajadoras sexuales venezolanas para reclutarlas -a cambio de altas sumas de dinero- para sacarlas de Venezuela, aseguraron fuentes policiales que le han seguido la pista.
 

Aunque en mayo de 2011 el para entonces director del Cicpc, comisario Wilmer Flores Trosel, dio una rueda de prensa para anunciar que “La Prince” fue detenida por el homicidio de tres transexuales, las mafias de prostitución siguen operando en la avenida Libertador. Con nuevos nombres y nuevos rostros pero con un mismo modus operandi. “Tatiana La Wason” y “Sabrina La Maracucha” son las actuales “madres” que hacen cumplir las normas de esa plaza de prostitución.

A inicios de 2016 algunos agentes de la policía judicial recibieron la alerta de que las “madres” de esa zona tienen coordinación con delincuentes de la Cota 905 para que les brinden seguridad.
“Ex funcionarios de la extinta Policía Metropolitana, que ahora trabajan en la Policía Nacional Bolivariana, tienen a sus transexuales trabajando en la avenida. Ellas les cobran a las otras trabajadoras y una comisión se la dan a estos efectivos. Como ahora hay más inseguridad y los delincuentes de la Cota 905 le prestan seguridad a las actuales madrinas, hay transexuales que se prostituyen  durante el día”, aseguró un funcionario del Cicpc.

La avenida Libertador de Caracas es más que una plaza de prostitución en la que son explotadas adolescentes transexuales y algunos varones menores de edad que están en la búsqueda de su identidad de género. Ese sector también es un corredor de droga en el que operan policías, colectivos y grupos armados que tienen sus centros de operaciones en sectores populares de Caracas, según refirieron fuentes del Cicpc y un ex funcionario del Sebin que fueron consultados durante la investigación.


El reinado sangriento de “La Prince”
Las niñas de la Libertador
Las dos jóvenes asesinadas en 2011 eran de familias humildes. Sus parientes reaccionaron de manera distinta ante la pérdida de un familiar víctima de un homicidio. Edyx Bianconi López, de 28 años de edad, es quien ha dado la cara en el Tribunal 11 de Juicio de Caracas para exigir que se haga justicia por la muerte de su hermana “Kimberly Rubí”.

Desde 2011 para Bianconi ha sido un reto asesorarse en materia legal para hacerle seguimiento al caso, pero hasta la fecha no ha logrado obtener ni siquiera una copia del expediente. Cuenta que Kimberly experimentó desde niña lo que le ocurre a personas transexuales: se sentía en un cuerpo equivocado.

“A los 11 años de edad le dijo a nuestra madre que quería ser mujer. Pero fue rechazada por ella y por nuestro padrastro, por lo que se fue a vivir con una amiga de la familia. Posteriormente, se fue a mi casa; la atendí hasta donde yo podía. Ella me decía que no tenía para suplir sus necesidades, que se quería poner unos tacones. Se me escapaba y cuando no llegaba en las noches me preocupaba muchísimo. Se me llegó a escapar hasta Barquisimeto y a la isla de Margarita para prostituirse, pero cuando conoció Caracas se iba los jueves y llegaba los domingos en la noche. Ella hizo de la ciudad, y especialmente de la Libertador, un mundo más fácil”, relató la hermana de la adolescente asesinada.

Sin embargo, Luisa Bravo, madre de Luisa Nicolle, la otra transexual asesinada el 12 de mayo de 2011, justamente dos semanas después del crimen de “Kimberly Rubí”, lleva el luto en silencio. La mujer, que trabaja como doméstica, descartó la posibilidad de exigir justicia por el asesinato de su hijo, Luis Alberto Bravo o “Luisa Nicolle”. Para ella nunca fue un secreto que se prostituía desde los 15 años y tampoco lo fue para sus vecinos en el barrio 5 de Julio de Petare.

“Desde los seis años a mi hijo se le veía su inclinación sexual. Quería jugar con muñecas y peinaba a las niñas. Aunque en la casa lo aceptamos, yo siempre le decía que se cuidara y que dejara de prostituirse. Su abuela tuvo que curarle las heridas que ‘La Prince’ le hizo una semana antes de matarla porque soy muy cobarde. Yo escuché cuando ella le decía por teléfono que si no le pagaba los tres meses que le debía se iba a beber su sangre, pero mi hijo no quiso hacernos caso. Su único deseo era reunir dinero para hacerse los senos y comprarme una casa”, contó la madre de “Luisa Nicolle”.

-¿Ya vino a cobrarte?
-Sí. Pasó hace rato. Le pedí que me espere porque apenas estoy llegando
 y no he hecho dinero, pero me dijo que hasta las 12 de la noche tengo
 chance de pagarle.

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El diálogo no es entre adultos. Son dos jóvenes transexuales, de 14 y 18 años de edad que venden su cuerpo a cambio de dinero. Pero no todo es ganancia: ellas también deben pagar vacunas para tener el derecho de pararse en una de las zonas más transitadas por empresarios, taxistas -e incluso funcionarios policiales- que buscan darle rienda suelta a sus deseos reprimidos y fetiches.

La mayoría de las transexuales vienen desde otros estados a Caracas en busca de empleo y comienzan a prostituirse antes de alcanzar la mayoría de edad.

“Para poder empezar a trabajar tuve que pagar 2.000 bolívares, (20$ en septiembre de 2014), que es como una especie de inscripción, y por semana debo cancelar 400 bolívares (4$) para tener mi derecho de pararme aquí”, dijo “Samanta”, una transexual de 14 años de edad que fue consultada el 29 de septiembre de 2014 y que para ese entonces tenía más de un año ejerciendo el trabajo sexual.
 “Cuando mi familia vio que me empecé a vestir como mujer, me rechazaron y por eso me fui de la casa. Ahora me prostituyo porque soy independiente y todos los días tengo que pagar la habitación del hotel donde vivo, mi comida y mis gastos”, agregó la adolescente.

En enero de 2015 “Fresa”, tenía 17 años de edad, tres de éstos dedicada a la prostitución. Para esa fecha ya había sido extorsionada por las anteriores madrinas “La Barbie” y “La Prince” y las actuales líderes de la mafia “Tatiana la Wason” y “Sabrina la Maracucha”. Sus brazos, especialmente el derecho, y la espalda están marcados por los maltratos que ha recibido en su oficio.

“Hace unos años ‘La Prince’ me agarró en El Rosal, me dio una pela con una correa y me prohibió que trabajara en esa zona, pero yo me paraba con los ‘locos’, así le dicen a los chamos que empiezan todos horribles porque no saben si van a ser gays o trans. Los policías nos pegan y a veces nos cortan el cabello. Hace unos meses una amiga le robó una laptop a un cliente y el hombre vino buscándola, disparó y resulté herida. Casi todos los días recibo amenazas de hombres y de las actuales madrinas. No puedo decir quiénes nos cobran porque arriesgo mi trabajo”, manifestó la adolescente.

“Fresa”, como casi todas las transexuales, especialmente las menores de edad, ha optado por consumir hormonas femeninas sin supervisión médica por miedo a ser rechazada.

“Actualmente me inyecto la hormona Mesigyna y tomo pastillas anticonceptivas que una amiga me trae de Colombia. El cabello me crece rápido, la voz me sale más fina, no tengo tantas espinillas y me siento más cómoda. Quiero trabajar y vivir mi vida de mujer”, relata.

La adolescente también turna su lugar de residencia en hoteles de paso. Al igual que lo hacían en su momento “Kimberly Ruby” y otras transexuales. “Ahora vivo en un hotel en La Concordia. Estoy por hacerme las caderas y los glúteos, si Dios quiere. Lo pagaré con unos trueques con una amiga (risas). Me inyectará biopolímeros en mi hotel. Los trae de Colombia, pero no te puedo decir el nombre porque el uso de biopolímeros es ilegal”, contó.










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