Fracaso alimentario del gobierno condena a muchos a depender de fundaciones como Me Diste de Comer

Al comedor de la fundación Me Diste de Comer, ubicado en Unare II, llegan decenas de personas en busca de un plato de comida porque en sus hogares no lo tienen: la escasez de productos de la canasta alimentaria, la hiperinflación que arropa a Ciudad Guayana y las medidas improvisadas del Ejecutivo no hacen de la alimentación una tarea fácil.
La fundación ofrece ayuda desde hace 17 años, y dentro del comedor hay  espacio para 60 personas, que no parece ser suficiente para todos los que diariamente van en busca de un almuerzo.
El pasado viernes, los encargados tardaron un poco más de la cuenta para iniciar el almuerzo porque hay carencia de cubiertos de plástico en la cocina. Por suerte, no faltó la comida: el plato del día fue sardina frita, ensalada de papa con zanahoria, arroz, y aparte, un sándwich.
Pero a las 12 del mediodía las puertas se cierran: todo aquel que llegue después, espera la siguiente ronda (si la hay), afuera, con el sol de compañía.
Sin buenos planes
Cuando el presidente Nicolás Maduro delegó a principios de julio la producción de alimentos a nivel nacional al  militar y ministro del Poder Popular para la Defensa, Vladimir Padrino López, prometió que los nuevos “siete vértices” concentrarían los esfuerzos políticos y económicos para estabilizar la alimentación en las familias venezolanas.
Ha pasado más de un mes del anuncio, pero en Ciudad Guayana no merma la ansiedad en las colas ni la necesidad en los hogares.
Ante la crisis, los platos resuelven la alimentación de muchos, como es el caso de Dubraska Brito, madre de 21 años y con dos niños varones (el menor de 2 años, el mayor de 5) que la acompañaron para el almuerzo. No trabaja, es soltera, solo tiene el apoyo de su madre “de vez en cuando”, e inició su asistencia al comedor de la fundación hace unos meses.
Brito ve ir y venir las maniobras del gobierno, destinadas a mejorar la producción de alimentos. Pero en su casa “no hay nada”, y tiene que hacer cola cuando puede para adquirir rubros, pero solo si consigue dinero; nada de lo que hace el Ejecutivo nacional le quita de encima su más grande preocupación: la alimentación apropiada de sus dos pequeños.
La mujer se llena de confusión al imaginarse ahora una vida sin la fundación, porque no sabría qué dar de comer a sus hijos, según alerta.
Sus quejas están justificadas. Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), plan asignado por el Ejecutivo para la mejoría de la distribución de comida, ahora en manos de los mismos ciudadanos por sector, acumulan quejas. Como ejemplo de esto, están las comunidades de San Félix.
Mujeres y hombres de la tercera edad, adolescentes, niños con sus madres, personas en condición de calle, algunos ignorados por sus familias, otros con la urgencia de llenarse el estómago, son solo parte del panorama en el comedor.
El calor no detiene a nadie: la escasa brisa que llega a horas del almuerzo les ofrece un pequeño alivio a aquellos que esperan. Y de los 4 ventiladores en el techo, solo funcionan correctamente 2 (uno de estos apenas arranca).
Fundación2
Personas de la tercera edad, niños y madres solteras y desempleadas son muy recurrentes. 
Orar para la abundancia
BARRA5
MÁS INFORMACIÓN
■  Los malabares para llevar el pan a la casa
■  Del Súper Pdval de Vista al Sol solo quedan escombros
■  'Quiero que mis hijos estudien, pero si no hay comida ¿cómo van a ir con hambre al liceo?'
■  Ajuste salarial solo aumenta la preocupación ciudadana
■  Ajuste salarial solo aumenta la preocupación ciudadana
“Vamos a disponer nuestro corazón, vamos a agradecer a Dios por estos alimentos”. Así inició la oración una de las colaboradoras de la fundación. Los niños presentes muestran su cara de impaciencia ante la espera por el plato de comida; uno de ellos susurra al oído de su madre que no aguanta el hambre.
Claudia Rosario asiste desde hace un mes al comedor de la fundación en Unare, es madre de un niño de  3 años que la acompañó en la espera del almuerzo. “Está complicado” llevar la comida a su hogar, según explicó, y agregó que la fundación le brinda una oportunidad nueva a su familia de alimentarse “mientras resuelven”.
La vida de los que asisten a este tipo de comedores no demuestra  mejoría con los ajustes salariales que van este año (para los que sí consiguen trabajo), según se quejan algunos. Mientras tanto, las medidas contracorriente del Ejecutivo solo crean más pobreza.
Por si fuera poco, el 2015 cerró con terribles noticias para Ciudad Guayana: con una inflación de 212% y por encima de la media nacional (180,9%), según cifras del Banco Central de Venezuela publicadas en febrero del 2016.
Y aunque el viernes de la semana pasada no faltó plato por entregar, dentro de la fundación no todo es alegría. El declive económico del país y la escasa producción de alimentos detuvo las actividades de otros tres comedores que funcionaban de lunes a domingo, y que hace seis años estaban operativos. Ahora los almuerzos son de lunes a viernes solamente en la sede de Unare II, y cuando encuentran comida.
La comunidad warao de Cambalache también se beneficiaba de estos platos, pero el recorte violento de recursos obligó a la fundación a detener la labor.
Cuando las oraciones resuenan en el sitio, una vez que a las 12:00 pm se cierra la puerta, empieza a formarse una fila de personas en la entrada, esperando la siguiente tanda.
María Machado es una señora de la tercera edad que espera su turno, pegada a la reja de la entrada, escuchando las palabras de agradecimiento. Asiste al comedor desde hace 3 años y se lamenta al decir que “sin el comedor, la alimentación en la casa sería muy difícil”. Su hogar está conformado por dos mujeres desempleadas y tres niños. “Nos hace falta de todo”, se quejaba.
Ana Corinaldesi, una de las fundadoras de la iniciativa, explicó que hace 15 días la Gobernación les facilitó rubros para continuar sus actividades, entre los que destacaron: aceite, espagueti y harina de maíz precocida. Un contraste: en mayo de 2016, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) calculó un aumento de 718% en la canasta alimentaria familiar a nivel nacional. Así subsisten las fundaciones de ese estilo.
Fundación3
Dentro del comedor hay espacio para 60 personas, así que después de las 12:00pm los que llegan esperan afuera.


Publicar un comentario

0 Comentarios