Venezolanos liquidan bienes a precio de
“gallina flaca” para obtener divisas
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AUDIO: Cámara de la Construcción asegura que 90% del sector está paralizado.
Decir que un inmueble está sobre o subvalorado perdió sentido en el mercado venezolano de viviendas. Los asesores en la materia saben que el precio de una propiedad se determina, no por su tamaño, lujo o ubicación, sino por lo que un cúmulo de demandantes, escasos y presos de la incertidumbre, está dispuesto a pagar…”.
■ Venezuela, el país donde los precios suben mientras esperas la cola.
■ Venezolanos liquidan bienes a precio de “gallina flaca” para obtener divisas.
■ Los precios cambian en horas en los establecimientos, mientras los ciudadanos reducen el consumo.
■ El presidente de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana, Roberto Orta, afirmó que se han bajado los precios entre 20% y 30%. En cuanto a casas se refiere, el porcentaje baja aún más, aproximadamente 50% del valor inicial.
■ Se derrumban precios de apartamentos en dólares y en bolívares. En Margarita los precios de los inmuebles han caído 50% en promedio. Ahora son los compradores quienes ponen el precio en el mercado inmobiliario. Venezuela debería contemplar la dolarización.
Caracas.— Desde el último trimestre del pasado año comenzó a observarse con más intensidad el movimiento de oferta de propiedades en el mercado secundario de viviendas. Agentes inmobiliarios reportaron que apartamentos, locales y casas se vendían tres o 4 veces por debajo de su valor. Sin embargo, desde inicios del año 2018, cuando la hiperinflación se ha hecho sentir con más voracidad en el bolsillo del venezolano, los bienes han comenzado a rematarse. “El propietario está dispuesto a escuchar cualquier propuesta” destaca en los correos con las ofertas de las agencias. El valor del metro cuadrado ha caído estrepitosamente en zonas como Altamira Sur donde se comercializan inmuebles hasta por 40mil dólares, en Lomas del Ávila hasta en 20 mil dólares, en Sebucán 140 mil dólares, en Las Acacias 30 mil; esta situación se repite en toda Caracas y sus ciudades dormitorios, pues hasta en Guarenas los apartamentos que costaban 20 mil dólares ahora a duras penas se cotizan a 7 mil dólares.
Y es que nadie habla de bolívares, aunque esté prohibido expresamente hacer operaciones en moneda extranjera y ofertar bienes en divisas; pero es que para cualquier persona con sentido común quiere obtener alguna entrada en moneda dura que le garantice un fin determinado como puede ser irse del país o tener un ahorro que le permita aliviar los embates de la hiperinflación.
Probablemente el dinero que obtengan solo alcance para los pasajes de una familia o para la comida y renta de vivienda de unos pocos meses en el exterior, pero para muchos esto ya es suficiente cuando la desesperación se apodera de su ser.
Igual que con los apartamentos sucede con los vehículos, en la actualidad se venden carros parados por desperfectos que el dueño no ha podido solventar en 350 dólares. Seguramente usted habrá escuchado ofertas como ésta que pueden ilustrar el tema y es que cualquier entrada en divisas hace que un particular se desprenda de un bien en el cual ha invertido durante muchos años.
Algunas personas, deciden no vender, quedarse con el apartamento o el carro, porque consideran que las cifras que se ofrecen en el mercado no compensan su inversión. Se arriesgan a esperar a ver cómo se desenvuelve la crisis económica y política que atraviesa el país.
Finalmente poco es lo que se puede recuperar en un contexto donde el bolívar cada vez vale menos. Solo el que cuenta con un capital para especular con un futuro mejor puede hacer negocio con estos remates.Evidencia de ello es la fuerte devaluación que implicó la más reciente subasta del Dicom que estableció una tasa de cambio superior a los Bs. 30.000 por euro. Hasta el gobierno que se negaba a reconocer un ajuste ha tenido que “dejar deslizar” el valor de la moneda pues es incontenible la avalancha inflacionaria que se ha llevado por delante todos los diques impuestos por los controles que solo han logrado distorsionar la economía nacional, desfigurarla y dejar poco espacio para la recuperación de la misma.
Rematan carros al no poder mantenerlos:
La escasez de repuestos y los altísimos costos de las reparaciones colocan al borde de la quiebra al sector de los talleres mecánicos y deja a los conductores de transporte público y automóviles privados con unidades que poco a poco se convierten en chatarra
El deterioro del parque automotor venezolano es cada vez más evidente en las calles. Ante la realidad de la falta de repuestos, altos costos de los mismos cuando se consiguen y el incremento constante de la mano de obra, muchos venezolanos se han visto en la necesidad de dejar sus carros estacionados hasta por meses o ponerlos en remate.
Un vendedor de vehículos, que se dedica a la comercialización de carros usados, me contaba recientemente que el mercado se dividía entre aquellos que estaban dispuestos a esperar por algún interesado les pagara el precio justo y los que por necesidad médica o apuro por irse del país los remataban por una cantidad en dólares que no cubría el valor del bien.
Para la clase media venezolana tradicionalmente la propiedad de un carro y renovarlo cada cierto tiempo era un elemento que la distinguía; sin embargo, desde hace años el solo mantenimiento del que se tiene se ha hecho cada vez más cuesta arriba.
Se ha llegado al extremo que muchos venezolanos tiemblan a la hora de cambiarle el aceite, reponer un caucho o cualquier otra reparación mínima que antes era propia de la rutina. Ni hablar de cómo enfrentar un problema mayor de esos que suelen presentarse cuando los carros tienen más tiempo de uso.
El ingeniero mecánico, Juan Carlos Rodríguez, especialista en motores señala que “el precio para reparar un motor es escandaloso, ni siquiera podemos dar una cifra fija en el momento de trabajar el vehículo, ya que no es posible a causa de la hiperinflación, los costos de los repuestos cambian en cuestión de horas. Tú puedes durar 15 días o un mes haciéndole el motor a un vehículo y la cifra que diste al inicio al tiempo de concluir el trabajo este dinero ya no vale casi nada. Incluso cuando pides una pieza a un proveedor, mientras la consigue la misma cambia de precio a diario por ser importada, esto hace que reparar un carro es casi misión imposible”.
Los talleres mecánicos por su parte señalan que no tienen inventario de piezas pues el 95 por ciento son importados “los dueños han optado por buscar ellos mismos las piezas según el diagnóstico del taller, y así tratar de ahorrar algo en la compra de los repuestos, esa es una de las razones para ver carros arrumados en los talleres, al no tener los propietarios los recursos para arreglarlos o no conseguirse las piezas en el país” comenta Rodríguez en un llamado de alerta enviado desde el sector.
También es cada vez más común conocer de personas que ante la imposibilidad de reparar sus carros tratan de negociar su venta con los talleres.
Precisar precios de algunos servicios en una columna como esta es un gran riesgo pues cualquier costo estará seguramente desfasado a la hora de su publicación. Pero se sabe que para afrontar cualquier trabajo mecánico se requieren al menos tres salarios mínimos.
¿Cuánto vale un bien en un país en el cual la confianza no existe? Es la pregunta que les dejo en el tintero estimados seguidores.
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