MUJER CON SINDROME DE DOWN TIENE UN HIJO CON UN DISCAPACITADO DE RETRASO MENTAL
Observe la felicidad que irradia la fotografía que encabeza esta
página. Castigue sus prejuicios. Grabe la imagen en su retina. Despacio.
Saboreando cada gesto. Cada detalle. Ahora puede usarla siempre que la
necesite como un escudo protector contra el mal rollo. Observe la
felicidad de María Gabriela Andrade, que tiene síndrome de Down. Observe la felicidad de Fabio Marchetti de Moraes, con un retraso mental. Y observe cómo los ojos negros serios de su hija Valentina se comen la cámara. La cría de mofletes hinchados nació sin ninguna discapacidad.
Ocho años después
de esta fotografía, la visita a la historia de esta familia brasileña
es una lección de vida. Una revisión sobre dónde está el orden de
nuestro mundo. Laurinda, la madre de Gabriela, que le ha ayudado a criar a Valentina, tiene la clave:"Su forma de ver la vida es más simple que la nuestra. Nunca he visto a una pareja disfrutar tanto de la paternidad".
Los tres protagonistas de esta historia viven en la casa de piedra que hace 50 años se construyó Laurinda en el municipio brasileño de Socorro, en el estado de Sao Paulo.
Comparten espacio con los otros dos hijos mayores de la abuela. Uno es
actor y el otro dentista. El guardarropas de la casa está lleno de
muñecas Barbie. En las paredes hay colgados varios pósters de la serie
animada Dora la Exploradora. También hay marcos con fotos de
Gabriela y Valentina. Y uno en grande en el que sale el posado familiar
que encabeza estas líneas.
Vuélvalo a mirar. Es un caso excepcional.En todo el mundo no hay más de 50 casos documentados de mujeres con síndrome de Down que hayan dado a luz.
En España, por ejemplo, no tenemos ninguno. "Los hombres con Down
tienden a ser estériles y la probabilidad de las mujeres de quedarse
embarazadas es del 50%", nos explica Agustín Matía, gerente de la Federación Española de síndrome de Down."Las posibilidades de que estas personas tengan un hijo con discapacidad están entre un 25% y un 50%, dependiendo de las características genéticas de cada individuo".
Agustín dice que han encontrado casos de madres Down con hijos en Estados Unidos y en varios países de Latinoamérica. En
la ciudad de Socorro, todos los vecinos conocen la historia de
Gabriela, Fabio y su hija Valentina. El nacimiento de la pequeña, el 19
de marzo de 2008, fue todo un acontecimiento. Los informativos
del país abrieron con la noticia. No había ningún precedente en el país
olímpico del nacimiento de una niña fruto de una relación de dos
personas con discapacidad.
Gabriela, 36 años, se crió
acostumbrada a las miradas de sus vecinos. Nunca habían visto antes a
una mujer con síndrome de Down. Su fuerza y valentía la han llevado a
superar las barreras que se ha ido encontrando. Odia la palabra
imposible y que le digan que no. Le encanta el ballet, que siempre ha
practicado desde pequeña, y es cinturón marrón de judo. Su marido,
Fabio, que tiene muchos problemas para expresarse, sufrió un accidente
cerebrovascular horas después de que su madre diera a luz.
Desde entonces no se han separado ni un momento.
Tan intensa fue su relación desde el principio que los padres de ambos
pusieron una cama más en su casa porque los entonces veinteañeros decían
que no podían dormir separados. Sus relaciones sexuales eran también
muy intensas. Y despreocupadas. Creían ellos, sus familias y los médicos que Gabriela nunca se podría quedar embarazada. Estaban equivocados.
Hace nueve años, Gabriela empezó a engordar. Su
madre, Laurinda, lo achacaba a que comía mucho, hasta que un día Fabio
dijo a un amigo que "el vientre le había lanzado un golpe". Enseguida fueron al ginecólogo, que determinó que Gabriela estaba de seis meses.
"Fue increíble, no nos lo podíamos creer. Mi hija llevó todo el proceso
con mucha calma y estaba muy feliz. Y dos meses después ya tenía a mi
nieta", recuerda Laurinda.
Valentina nació un mes antes de lo previsto, sin heredar la discapacidad de su madre o de su padre.
La alegría de la familia se vino abajo cuando la justicia brasileña
negó la paternidad de la niña a Fabio. Consideraban que el hombre no
tenía el raciocinio necesario para poder ejercer. No le dejaron
inscribirse en el registro civil. Tras varias semanas de lucha legal y
mediática, la justicia cambió su dictamen.
"Ahora somos
padres. Estamos muy felices y preparados para cuidar a nuestra pequeña",
dijo Fabio cuando fueron a registrar a su hija al Tribunal Civil de Sao
Paulo. Un año después, en marzo de 2009, Gabriela y Fabio se casaron.
La pequeña Valentina acudió a la ceremonia en brazos de sus padres,
vestida con un traje blanco como su madre y con una corona de flores en
la cabeza. Tras la boda, Gabriela se hizo una ligadura de trompas para no tener más hijos. Con la pequeña Valentina ya ha dado un portazo a todas las voces que creen que el Down y la maternidad son incompatibles.http://www.elmundo.es/cronica/2016/08/10/579da9ea468aeb04428b45a0.html
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