César Ojeda
Sólo gobierno de derecha radical nos sacará de crisis
Aunque suene contradictorio y alarmante, sobre todo, a los aspirantes políticos que buscan llegar al poder mediante el voto popular, penosamente, esta propuesta hecha por tierra sus aspiraciones, pero, en realidad, no queda otra forma de gobierno que sea capaz rápidamente de mutar la terrible situación nacional en donde nos metió el populismo.
Sólo una férrea transición de gobierno con modelo de derecha puede hacerlo, sin pérdida de tiempo y sin tanto protocolo leguleyo.
Venezuela está tan sumergida en esta espantosa crisis, que las acciones políticas tradicionales y también las acciones económicas con que se movía el país, sucumbieron, deformando grandemente, el comportamiento de nuestra sociedad, al punto, de que la nación perdió los valores morales y culturales que nos caracterizaban.
Por tanto, el país para cambiar y mejorar la situación nacional ligeramente, tendrá que romper drásticamente con el modelo populista del pasado y del presente, para eso, necesitará de un nuevo liderazgo, que sea capaz de romper de raíz, con el modelo impuesto en la cuarta y; sobre todo borrar la doctrina y todo lo que se parezca a la actual de la quinta república.
Necesitamos una nueva república, para eso hará falta una nueva constitución pragmática con poco articulado, sin cabida a la ambigüedad jurídica, que permita acelerar los cambios, sin tanta burocracia, mientras más dure en el poder el modelo actual, más duro será la reconstrucción nacional.
Sin embargo, ante tanto destrozo al país, no sólo será suficiente establecer nuevas reglas, será imperativo eliminar la raíz del mal de la inmoralidad y la negligencia de los funcionarios públicos que son y fueron la base que fundamentó esta crisis nacional.
Habrá que imponer La Pena de Muerte en nuestra legislación, duélale a quien le duela, la instauración traerá orden y disciplina de inmediato, trayéndonos, seguridad y confianza a los venezolanos y a los nuevos inversionistas.
Será duro y difícil imponer duro rigor, pero, tardaría mucho tiempo en ponerse orden, sino se instaura la pena capital, las instituciones están exageradamente corrompidas, la mentalidad de gran parte de nuestra población civil y militar, está corrompida, la gente tiene muchos años metida en el vicio del facilísimo.
Gravemente, se arraigó en el venezolano la creencia de que robar al estado es algo normal, de hecho, es común ver perder a la nación mínimo el treinta por ciento por cada obra que ejecuta el gobierno nacional, regional y municipal, por concepto de comisiones.
Vemos por esa causa, cada día como se deterioran las nuevas obras, aún con control de ingeniería, porque tienen que desmejorar la calidad de la ejecución para poder cumplir con las comisiones.
Por otro lado en sector civil y privado vemos como se perdió la mística de la prestación del servicio, si vas a un taller, el mecánico busca como quitarte el dinero, ya no existe la garantía, ni autoridad que haga que eso se cumpla, si necesitas un albañil, ese te cobra hasta más que gana un ingeniero, si se te ocurre reclamar, corres el riesgo hasta de ser asesinado.
Este perverso comportamiento se retransmitió a las nuevas generaciones, es normal escuchar a los jóvenes decir “Voy a estudiar carreras para ser político, policía o afines, porque allí, es donde hay más oportunidad de ganar más dinero matraqueando y cobrando comisión”.
No es cuento, la distorsión nacional tiene su origen en la falta de autoridad, fue el estado venezolano y también las malas escogencias del elector, los únicos culpables de los altos los niveles de delincuencia criminal, ahora los niveles de destrucción están tan avanzados que pareciera tarde otra elección.
Desorden y mas desorden, hoy en la mañana, unos amanecen haciendo cola para comprar gas en la Sorpresa, muchos de ellos, se quedaron sin poder compra la bombonita porque no alcanzó, pero en el mismo frente de Morón-Gas, particulares al amanecer la revendían a dos mil quinientos bolívares, cuando cuesta, ciento cincuenta bolívares . 0414 4818679.

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