LARRY EYLER "EL ASESINO DE LA AUTOPISTA" (ESTADOS UNIDOS)
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Larry Eyler nacio el 21 de diciembre de 1952 Crawfordsville, Indiana, se convertiria en uno de los peores asesinos de Estados Unidos.
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Entre marzo de 1982 y mayo de 1984, un frenético homicida llenó de cadáveres las carreteras de Illinois e Indiana. Sus víctimas fueron homosexuales, a los que mutilaba y reemplazaba los calcetines.
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El
22 de marzo de 1982, a las afueras de Lexington, Kentucky, comenzó un
capítulo de homicidio reiterativo con la muerte a puñaladas de Jay
Reynolds. El 3 de octubre siguiente, Delvoyd Baker, de 14 años, fue
estrangulado y su cuerpo arrojado en un camino de Indianápolis. Veinte
días después, la policía recobró el cadáver de Steven Crockett en una
carretera de Kankakee, Illinois; estaba mutilado y con los
intestinos de fuera. Todas las víctimas eran homosexuales. También en
Illinois, el cadáver de otro homosexual, Robert Foley, fue abandonado en
un terreno cerca de Joliet. El 4 de noviembre de ese mismo año, Craig
Townsend, de 21 años, sobrevivió el ataque de un hombre que había
contratado sus servicios sexuales. Townsend pudo aportar señales que
posiblemente hubieran derivado en la captura de su agresor, pero
prefirió evitarse problemas y huyó del hospital en que lo atendían.
.Era 1982, las agencias policiacas de la Unión Americana no tenían computarizados sus registros, trabajaban por su cuenta y rara vez intercambiaban información. Por ese motivo, las autoridades de Indiana e Illinois no relacionaron de momento los homicidios. El predador no reparó en esos pormenores: los ataques fueron continuos y aumentaron en brutalidad.
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Para
cerrar 1982, el 28 de diciembre, la policía de Indiana recobró el
cuerpo de Steven Agan, de 23 años, que mostraba un tajo en la garganta y
múltiples heridas en el abdomen causadas por un arma punzocortante; los
intestinos estaban expuestos. En este homicidio hubo un detalle que
llamó la atención de los detectives: los familiares de la víctima
dijeron que los calcetines que traía puestos Agan no eran de su
propiedad. El mismo 28 de diciembre, John Roach, de 21 años, residente
de Indianápolis, fue asesinado a puñaladas y su cuerpo arrojado a las
orillas de la Interestatal 70, en el condado Putman, a aproximadamente
hora y media de donde fue hallado Agan.
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Por
la cercanía de ambos puntos, los cuerpos recuperados en los condados de
Vermillion (Agan) y Putman (Roach) fueron enviados al Hospital
Bloomington para su examen. El patólogo John Pless encontró las
suficientes similitudes entre ambos homicidios que no dudó en señalar
que las víctimas habían sido sacrificadas por el mismo individuo. Sus
conclusiones las dio a conocer a la policía, pero ésta no le creyó.
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Mientras
que la policía se mantenía en su postura de no pasa nada, la comunidad
gay de Illinois e Indiana sabía que enfrentaba a un asesino serial, por
lo que se corrió la voz de que se extremaran precauciones.
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Para
las autoridades judiciales involucradas en los homicidios, las víctimas
homosexuales, desentrañadas, a las que el criminal les reemplazaba los
calcetines y en ocasiones los zapatos, no eran indicadores de que
hubiera relación entre los delitos. Tuvieron que pasar diez asesinatos
más, entre ellos el de un afroamericano, además de que el patólogo Pless
seguía hallando la impronta de un mismo sujeto, para que la policía por
fin se percatara de que tenían un homicida en serie caminando entre sus
distritos rojos.
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Finalmente,
las autoridades judiciales de Indiana conformaron una fuerza especial y
entre los primeros resultados que arrojó la investigación fue el
antecedente de un hombre llamado Larry Eyler, quien
había estado involucrado en varios episodios de violencia contra
homosexuales. Al unirse a la fuerza la policía de Illinois se reafirmó
la tesis de Eyler como el sospechoso principal. Se le puso vigilancia
especial noche y día.
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Larry
Eyler no pudo luchar contra sus demonios internos y, pese al marcaje
personal al que era sometido, visitó un distrito en rojo, donde contrató
los servicios de un adolescente de 14 años. La policía lo detuvo, y si
bien quedó libre, las autoridades revisaron su camioneta y su domicilio,
donde hallaron varias pruebas que lo incriminaban en desapariciones y
homicidios. Pero faltaban elementos para detenerlo de manera definitiva.
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La
oportunidad llegó la madrugada del 21 de agosto de 1984, cuando un
plomero, al hurgar en un montón de basura, removió una bolsa negra, de
donde salió una pierna. Un testigo declaró más adelante que había visto a
Larry Eyler, quien vivía ahí cerca, arrojar el bulto.
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Horas
más tarde la policía llegó a despertar al sospechoso, quien dormía con
un hombre cuando fue arrestado. Más adelante varios sobrevivientes
señalaron al individuo como su agresor. Tras el juicio, Larry Eyler fue
sentenciado a muerte. No llegó a su ejecución, murió el 6 de marzo de
1994 por complicaciones relacionadas con el sida. Dejó a su abogado un
documento en el que confesaba 21 homicidios, aunque señaló que en cuatro
de ellos había participado un cómplice que seguía libre. No dijo de
quién se trataba.
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