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Beatriz, “La Quemada”
Cuenta la leyenda de Beatriz, “La Quemada”
que en la época colonial una joven muy bonita, de facciones finas, tez
blanca y cabello largo vivía con su padre, Don Gonzalo Espinoza de
Guevara, un hombre adinerado y muy reconocido.
La joven adolescente al ser muy bonita
tenía a muchos hombres detrás de ella y día con día buscaban cortejarla…
y es que no solo era su belleza lo que los atraía pues también era muy
noble y bondadosa.
Su padre al darse cuenta de la situación
no permitiría que su hija tuviera una relación con cualquiera, por lo
que ella muy obediente hacía caso de las palabras de Don Gonzalo y de
una forma muy amable, los rechazaba.
Un día llegó de Italia, Martín de
Seópolli un joven muy apuesto el cual al ver a Beatriz se enamoró de
ella y se planteó conquistarla a como diera lugar; el pensó que lo
primero que debía hacer era eliminar a todos los pretendientes que
estaban detrás de su bella conquista, así es que cada noche esperaba
sobre la calle de Jesús María en la Ciudad de México en donde se
localizaba la casa de ella para batirse en duelo con quienes se
aparecían por ahí también para tratar de conquistarla.
Beatriz al darse cuenta de las batallas
que cada noche acontecían fuera de su casa y de que diariamente había un
caballero muerto al abrir la puerta, tomó una terrible decisión para
terminar con todos estos sangrientos actos.
Un día que su papá no se encontraba en
casa, tomó un carbón, lo puso al fuego y al estar al rojo vivo decidió
quemarse la cara para quedar desfigurada y que de esta manera nadie se
fijara en ella. Los gritos de dolor se escucharon por toda la casa, por
lo que los sirvientes acudieron a auxiliarla, y al llegar su papá
recibió la alarmante noticia.
Martín de Seópolli al enterarse de la
tragedia, acudío a visitarla y después de que su padre se negara en
muchas ocasiones para que la viera, el noble joven decidió confesar que
el amaba a Beatriz por lo buena y noble que era.
Don Gonzalo al escuchar esto de
inmediato aceptó una relación entre ellos y Beatriz poco a poco se
enamoró perdidamente de Martín. Cada que Beatriz, “La Quemada” salía a la calle, llevaba cubierto con un velo su rostro desfigurado.
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