En el barrio Chino Julio “no perdonan a nadie”, susurran los más valientes vecinos. Un liceísta cursante del segundo año de bachillerato fue asesinado cuando intentó defender a una amiga del robo de su teléfono celular.
“En este barrio te quitan hasta los zapatos rotos”, suelta una ama de casa. Sergio Manuel Ramírez Morales, de 14 años, es la nueva víctima de la delincuencia. El liceísta estaba conversando con amigos, en la calle 17 con avenida 39 del barrio, la tarde del martes.
Hablaban de todo y reían. Las únicas voces que se escuchaban en esa esquina, diagonal a una cauchera, era la de esos jóvenes. Eran las 7:30 de la noche.
Entre el grupo, estaba una muchacha, también adolescente. Tenía en sus manos su celular. En medio de las risas y los cuentos se escuchó el ruido de una moto.
Tres jóvenes iban en ella; el chofer llevaba una gorra negra, mientras los otros dos casi que iban “uno encima del otro en la parrilla”.
La moto no levantó sospechas, pues es “normal que en el barrio se vean a cada instante”, pero los tres ocupantes eran delincuentes. Uno de los hampones se bajó, con el arma de fuego y fue directo hasta donde estaba la muchacha y soltó una frase ya trillada en el barrio: “Dame el celular de una vez”.
Los amigos forcejearon para evitar el robo. El hampón de inmediato apretó el gatillo y realizó varios disparos al aire. Una de las balas atravesó la intercostal de Sergio Manuel y lo tumbó al suelo.
El liceísta quedó desangrándose en la arena. Mientras los delincuentes huían por el barrio sin el teléfono celular, la joven corrió hasta la casa de Sergio, a dos cuadras, a pedir ayuda. La madre casi se desmaya al recibir la noticia.
Una tía y otros familiares llevaron al estudiante hasta la emergencia del Hospital Adolfo Pons. Los médicos de guardia le extrajeron la bala que se le alojó en uno de los órganos, pero en la operación falleció. Había ingresado al hospital tres horas antes.
“Sergio no tenía la malicia que podemos tener los adultos. Él pensaba que jamás lo iban a robar porque vivía en un barrio, pero nosotros sabemos que los delincuentes no solo roban a los ricos, también le quitan lo poco que puedan tener a los pobres. Nadie se salva”, lamentó una tía, mientras contaba cómo ocurrieron los hechos.
Sergio Ramírez estudiaba segundo año de bachillerato en el liceo Cecilia Pimentel. “Era un muchacho sano y tranquilo. Todavía volaba ‘petacas”, aseguró la misma tía, quien excuso a la madre del joven por no poder hablar con la prensa. “Ella está muy mal, se encuentra acostada”, dijo.
Los detectives del Cicpc-Zulia acudieron al sitio a reconstruir el crimen. Analizaron todas las evidencias de interés criminalístico para dar con la captura de los criminales. “Los delincuentes son azotes de una banda delictiva que opera en el barrio Brisas del Norte”, informaron, ayer, las autoridades de la policía científica.
Sergio Manuel era el tercero de siete hermanos. Dejó inconclusa una adolescencia que apenas estaba viviendo y el sueño de su madre de verlo graduar.
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