Comía y bebía mientras presenciaba ejecuciones; en medio de las fiestas, tomaba a la esposa de cualquier invitado, la violaba y volvía a la mesa para contar cómo le fue; tuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas; mandó a torturar y a matar a senadores, a veces solo para quedarse con sus fortunas: fue, en síntesis, uno de los más sádicos emperadores romanos.
El historiador romano Suetonio, dice del emperador Calígula que: ‹‹era delito capital mirarle desde lo alto cuando pasaba, o pronunciar, con cualquier pretexto que fuese, la palabra “cabra” ››.
Era un hombre alto, de piel muy blanca, grueso aunque de piernas y
cuello delgados, con abundante bello corporal, ojos hundidos, frente
ancha y abultada, poco pelo y calvicie en la parte superior de la
cabeza. Con un rostro “naturalmente horrible y repugnante” y un
semblante soberbio y amenazador que él mismo potenciaba ensayando gestos
frente al espejo, Calígula inspiraba temor a donde quiera que fuese.
Sabía que lo odiaban, pero admitía con actitud maquiavélica: “Que me odian, con tal de que me teman”.
Su nombre real y completo era Cayo Julio
César Augusto Germánico, o “Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus” en
el latín de aquel entonces. Nació el 31 de agosto del año 12 d.C., y
murió asesinado por sus propios guardias el 24 de enero del año 41, tras
un breve pero sangriento y nefasto gobierno, que duró desde el 16 de
marzo del año 37 hasta el día en que su vida fue cegada.
Entre otras cosas, Calígula fue un
psicópata y antisocial, un megalómano, paranoico, envidioso patológico,
depravado sexual (incestuoso, enormemente promiscuo, bisexual, sádico,
exhibicionista), hábil manipulador, ladrón y farsante. Se cree que en su
juventud sufrió de epilepsia, y se sabe a ciencia cierta que padecía de
insomnio y casi nunca dormía más de tres horas. La ciencia moderna
plantea que, además de algunas experiencias de vida, comportamientos
aprendidos y una cierta predisposición genética al mal, el alcohol de
aquellos días, que él bebía con una desmesura que hasta para el bebedor
promedio de aquel entonces era demasiado, tenía una cantidad tal de
plomo que resultaba tóxica para el cerebro humano, causando, en casos
extremos como el de Calígula, un deterioro en los lóbulos frontales,
volviendo así más impulsiva y violenta a la persona. Sin embargo el
plomo no explicaba todo en Calígula, ya que éste conservó siempre una
gran capacidad de planificación, lo cual no habría sucedido si el plomo
fuese lo único detrás de su transformación en monstruo, algunos meses
después de que tomara el poder. En otras palabras, Calígula había nacido
con tendencias psicópatas, pero ciertas experiencias primeramente, y
más adelante el plomo, llevaron su oscuridad innata hasta esa cima de
locura y maldad que lo inmortalizó como uno de los más terribles
emperadores romanos.
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Infancia y adolescencia
Calígula nació un 31 de agosto del año
12, cerca de Anzio (actual Italia). Fue el tercero de los seis hijos
supervivientes de Germánico y Agripina la Mayor, siendo sus hermanos
Nerón y Druso, y sus hermanas Julia Livilla, Drusilla y Agripinilla. El
padre de Calígula, Germánico, era un destacado miembro de la dinastía
Julio-Claudia, y aún todavía es considerado como uno de los más insignes
generales romanos; fue también nieto de Tiberio Claudio Nerón, e hijo
adoptivo de Augusto. Entretanto Agripina, madre de Calígula, era hija de
Marco Vipsanio Agripa y Julia la Mayor, y nieta de Augusto y
Escribonia.
Cuando Calígula tenía apenas dos o tres
años, comenzó a acompañar a su padre en las campañas militares que éste
dirigía en el Norte de Germania. En ese contexto, fue algo así como una
mascota del Ejército, y hasta le habían confeccionado un uniforme
militar pequeño con una mini armadura y todo lo demás. Fue pues en ese
entonces cuando recibió el sobrenombre de “Calígula”, cuyo significado
es “Botita”… Ese sobrenombre, de tan tierno significado, resultó siempre
molesto para él, y lo tuvo hasta sus últimos días, sin imaginar que, en
la actualidad, los occidentales pensamos en sangre, muerte y horror
cuando escuchamos el nombre “Calígula”…
Ya con siete años, Calígula acompañó a
su padre en un viaje a Siria, donde éste moriría, un 10 de octubre del
año 19, envenenado por un agente del emperador Tiberio, quien lo veía
como un peligroso adversario político, al menos según el historiador
Suetonio. Así, al perder a su padre, Calígula empezó a proyectar gran
parte de sus necesidades afectivas sobre Incitatus, un caballo al cual
endiosaría al llegar a asumir el poder del Imperio Romano. Por otro lado
los análisis psicológicos, en base a las evidencias históricas, dicen
que, ya que durante su niñez Calígula no tuvo una buena guía moral en su
padre y casi todos los adultos lo trataban como alguien a quien tenían
que servir y cuyos caprichos debían satisfacer, Calígula se volvió
consentido, inmaduro, egocéntrico y narcisista. Pero además la muerte de
su padre significó algo terrible en sí mismo para su desarrollo
psicológico: lo vio morir joven, pese a que era grande y poderoso, de
modo que, en cierta forma y a partir de un sentimiento de identificación
con su padre, creyó (aunque fuese inconscientemente) que tendría el
mismo destino, y esto detonó en él una actitud nihilista y fatalista.
Ahora, y puesto que no podía ya seguir
con su padre pues éste no vivía más, Calígula tuvo que ir a vivir a Roma
con su madre, y permaneció allí hasta que se deterioraron las
relaciones de su progenitora con el emperador Tiberio, quien no quería
que ésta se casara porque, en su paranoia, temía que el esposo se
convirtiera en enemigo político, así que en el año 29, bajo falsos
cargos de traición, la exilió a ella y a Nerón César, y Calígula pasó a
vivir con Livia, bisabuela suya y madre del emperador Tiberio.
Cuando la vieja Livia murió, Calígula
pasó a vivir con su abuela Antonia, junto con sus hermanas Agripina la
Menor, Drusila y Lívila. Según se sabe, Calígula mantuvo relaciones
incestuosas con sus tres hermanas, aunque su favorita, y de la cual
realmente se enamoró, fue Drusila, a la cual tomó cuando ésta todavía
era virgen. Lejos de ser algo esporádico, esas relaciones incestuosas
eran tan frecuentes que una vez Antonia encontró a Calígula y Drusila
haciendo el amor… Paralelamente, en el año 30 Druso César fue
encarcelado, y Nerón César, hermano de Calígula, murió un año después en
el exilio.
Tiberio, el gran maestro de la depravación
Si a nivel de experiencias algo fue
tremendamente decisivo en la conversión de Calígula en un monstruo, eso
fue el hecho de ser llamado a Capri por Tiberio, cuando tenía 19 años,
en el año 31. Allí, en la isla de Capri, por seis años Calígula tuvo que
esconder el resentimiento que tenía hacia Tiberio a fin de sobrevivir.
“Nunca hubo aquí un mejor sirviente o un peor maestro”, dijo un testigo
sobre Calígula y Tiberio, ya que en esos seis años Calígula presenció
todas las crueldades y depravaciones que Tiberio cometía, pues el “viejo
granuja” (así le llamaba Suetonio) hizo cosas como: empujar
cotidianamente a personas del acantilado, principalmente criminales,
pero a veces también mujeres y niños inocentes; realizar orgías con
niños, niñas, mujeres, hombres y adolescentes; ordenar y presenciar
torturas; cometer violaciones; nadar desnudo en una piscina, junto a
niños vestidos de peces que le hacían felaciones bajo el agua… Según el
análisis de los expertos, Calígula, siendo una versión temprana del
Síndrome de Estocolmo, terminó queriendo ser como Tiberio, y aprendió de
él una filosofía hedonista y amoral en que la finalidad de la
existencia era el placer, en que la vida de los demás no valía nada, y
en que la violencia y el placer podían combinarse perfectamente bajo el
más cruel y depravado sadismo…
Si bien en esos años con Tiberio también
Calígula se entregó a cosas como las artes escénicas, la danza, el mimo
y otras actividades consideradas inconvenientes para los nobles pero
buenas en sí mismas, también aprendió a disfrutar de las orgías y el
desenfreno, y hasta se hizo el hábito de asistir disfrazado (con peluca y
manto para que no lo reconozcan) a torturas y ejecuciones. “Cayo vive para su propia perdición y para la de todos”,
había dicho Tiberio sobre Calígula, no sospechando de que el joven,
aparentemente inofensivo, acabaría asesinándolo tiempo después.
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Ascenso al poder y comienzo esperanzador
En el año 33, Tiberio le concedió a
Calígula el cargo de cuestor, que éste conservó hasta antes de ser
emperador. También, en ese entonces perdió a su madre Agripina y a su
hermano Druso, quienes fallecieron en prisión; además, contrajo
matrimonio con Junia Claudilla, hija de Marco Silano. Sin embargo Junia,
tras embarazarse de Calígula, murió un año después en un parto, junto
con el bebé. Entonces Calígula se hizo amigo del prefecto de la Guardia
Pretoriana, Sutorio Macro (Macrón). Sorprendentemente, Calígula inició
una relación con la mujer de Macrón y éste lo consintió por pura
conveniencia, llegando incluso a hablarle bien a Tiberio de Calígula, a
fin de que el viejo malvado no sospechase nada.
En el año 35, Calígula y Tiberio Gemelo
fueron nombrados como herederos del trono, y Tiberio murió poco después,
un 16 de marzo del año 37. Según Tácito, Tiberio murió asesinado por
Macrón, quien lo asfixió con una almohada para darle el trono a
Calígula; mientras, Filón y Josefo dicen que Tiberio falleció de muerte
natural; pero Suetonio, cuya versión es la más aceptada, plantea que fue
el mismo Calígula quien asesinó a Tiberio, lógicamente sin que nadie se
percatara. En todo caso y con el importante respaldo pretoriano de
Macrón, Calígula fue nombrado emperador, sin compartir el puesto con
Tiberio Gemelo puesto que el testamento de Tiberio fue anulado con la
excusa de que el viejo emperador había estado en condición de demencia
cuando escribió dicho documento.
Llegó así el falsamente luminoso 28 de
marzo del año 37, y Calígula entró en Roma, vestido de luto, con un
aspecto que transmitía fragilidad, bondad y falso pesar por la muerte
del malvado Tiberio. Cientos de teas brillaban, hombres, mujeres,
ancianos y niños estaban en las calles para recibir con entusiasmo al
hijo del insigne Germánico. Las distinciones de clase se desdibujaban
ante el entusiasmo del pueblo, que unido en una sola masa le daba la
bienvenida al nuevo emperador, llamándole “astro”, “cachorro” y
“retoño”. Sí, veían en él una esperanza renovada, un potencial salvador
que enterraría los días de sangre, miseria y terror que caracterizaron
al degenerado Tiberio en su última etapa. Calígula aceptó todos los
Poderes del Principado que le confirió el Senado Romano ese día, y
Suetonio cuenta que aproximadamente unos 160000 animales fueron
sacrificados en honor al emperador, en el interior de distintos templos,
durante los primeros tres meses de su naciente y prometedor gobierno.
El filósofo Filón refiere que, durante
los primeros siete meses del reinado de Calígula, hubo una felicidad
general que no se había experimentado durante mucho tiempo en el Imperio
Romano. Se mostró inicialmente como un ser piadoso, generoso y
bienintencionado: puso las cenizas de Tiberio en el Mausoleo de Augusto,
pese a que muchos lo odiaban y querían que sus despreciables despojos
fuesen lanzados al Tíber; decretó una amnistía para exiliados y
condenados; desterró a los delincuentes sexuales; rehabilitó a su tío
Claudio en la vida política; adoptó como sucesor a Tiberio Gemelo y lo
nombró Príncipe de la Juventud; hizo rendir honores a su difunta abuela
Antonia; viajó a las islas de Pandataria y Pontia para recuperar los
restos de su madre y de su hermano; concedió al pueblo el derecho a
votar por magistrados; aumentó las obras de teatro y los combates de
gladiadores, a fin de entretener a las masas; donó a cada ciudadano
romano trescientos denarios; repartió alimentos y regalos; dio generosas
compensaciones económicas a la Guardia Pretoriana y a las tropas
urbanas y fronterizas; realizó abundantes banquetes a los cuales invitó a
senadores y caballeros; etcétera… Con todas estas cosas, era natural
que todas las clases sociales le dieran su beneplácito a Calígula, y que
todas las provincias del Imperio Romano le jurasen fidelidad sin
problema alguno.
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La enfermedad y el inicio de la barbarie
Calígula había hecho todas las bondades
antes descritas porque era inteligente y estaba consciente de que no
podía sentarse a gobernar “a lo Tiberio” sin antes tener afianzadas
ciertas cosas. No obstante, es casi seguro que Calígula no tenía en
mente convertirse en el monstruo que fue de la noche a la mañana, y que
por ende, en el oscuro giro copernicano de su conducta que aconteció
después de su enfermedad en octubre del año 37, debió haber algo que
escapó de sus planes, algo que realmente lo trastornó y lo hizo actuar
de una manera que, aún en su maldad, casi seguramente no habría mostrado
(obedeciendo a una racional prudencia) en caso de no enfermar. Sobre la
naturaleza de esa enfermedad se han esbozado algunas teorías, pero los
planteamientos más confiables indican que sintomáticamente presentó
epilepsia, y que a nivel de causas el plomo pudo haber desatado la
crisis, ya que Calígula empezó a beber demasiado cuando ascendió al
poder; pero, si el plomo estuvo en el origen de su locura, parecería
claro que dicho metal se fue acumulando en su cerebro, hasta que cierto
día, abruptamente, se desató una crisis epiléptica, que conllevó daños
cerebrales irreparables que posteriormente se manifestaron como
profundos trastornos conductuales.
Al caer enfermo Calígula, se cuenta que
el pueblo lo quería tanto que se dieron manifestaciones públicas de
apoyo; deseaban que Calígula se recupere pronto: no sabían lo que
pedían… Bien resume Suetonio aquella metamorfosis cuando dice: «Hasta aquí he narrado su vida como príncipe, ahora narraré lo que aún queda de ella como monstruo».
En efecto, después de recobrar la salud,
Calígula ordenó ejecutar a muchos de los que habían ofrecido (no
literalmente) su vida a los dioses si él se recuperaba, además de que
forzó a suicidarse a muchos exiliados, incluyendo a su mujer, a su
suegro Marco Silano, y a su primo Tiberio Gemelo. Filón dice que Tiberio
Gemelo había instigado una conspiración contra Calígula mientras éste
estaba enfermo, y que por eso había sido ejecutado (ser forzado a
suicidarse es ser ejecutado) en el año 38, aunque Suetonio dice que esa
conspiración solo estaba en la paranoica imaginación de Calígula; por su
parte, Marco Silano tuvo que ser juzgado por el propio emperador, ya
que Julio Grecino, que inicialmente iba a juzgarlo, fue ejecutado porque
se negó a eso al considerarlo una gran injusticia. También, a más de
las mencionadas, en el año 38 Calígula ordenó otras ejecuciones sin
juicios, sin pruebas o evidencias; entre esas estuvieron la de la mujer
de Macrón y la de Macrón, causó gran indignación esta última, pues
muchos sabían cuánto había ayudado Macrón a Calígula.
Por otra parte, en el año 38 Calígula
también se casó con Lollia Paolina, mientras paralelamente era amante de
su hermana Drusilla, a la cual había nombrado heredera del Imperio
Romano y previamente la había casado con su amigo Marco Emilio Lépido,
anulando el matrimonio previo que ésta tenía con Lucio Casio Longino,
amigo del emperador Tiberio. Claramente, Marco Emilio Lépido consentía
la situación porque fue Calígula quien en cierta forma le regaló a su
hermana, y porque además no le quedaba otra, so pena de poner su vida en
peligro. No obstante, todo este lío se deshizo cuando Drusilla murió en
junio de ese mismo 38. Entonces Calígula se deprimió profundamente y
abandonó Roma para viajar a Sicilia: cuando volvió, hizo rendir honores
funerarios de Augusta a su hermana Drusilla, y la deificó oficialmente
como representación viviente de Venus. Paralelamente, Marco Emilio
Lépido, habiendo perdido a la compartida Drusilla, quiso probar, en gran
parte por conveniencia política, a las hermanas restantes de Calígula,
haciéndose amante de Agripina la Menor y Julia Livilla; sin embargo,
Calígula vio el asunto con ojos paranoicos, y en el año 39 hizo ejecutar
a Marco Emilio Lépido y exiliar a sus dos hermanas a las Islas
Pontinas.
También, durante el año 39 Calígula se
casó con Milonia Cesonia y tuvo un mes después (habían tenido relaciones
antes de casarse) a una hija que bautizó como Julia Drusilla, mismo
nombre de su fallecida hermana. Esta niña sería muy querida por
Calígula, quien dos años después la adoraría porque, a tan tierna edad,
la pequeña ya disfrutaba arañando los ojos a otros niños… Conjuntamente a
su paternidad, Calígula afrontó una grave crisis económica en el 39,
pero su corrupción fue tan grande que consiguió dinero haciendo cosas
como: acusar falsamente a individuos adinerados para después multarlos o
mandarlos a matar y quedarse con sus patrimonios; forzar a senadores y
caballeros para pagar a cambio de ser sacerdotes del culto religioso del
emperador; obligar a personas adineradas a ponerlo como heredero en sus
testamentos, mandándolas después a matar en secreto y mostrándose
públicamente dolido por los supuestos suicidios; organizar grandes
juegos con elevadísimas apuestas, en los cuales hacía trampa siempre;
pedir dinero al pueblo en actos públicos; crear nuevos impuestos para
juicios, matrimonios, prostíbulos; subastar gladiadores; reinterpretar
testamentos en que ciertos ciudadanos habían dejado como heredero a
Tiberio; obligar a los centuriones a devolver botines de guerra,
etcétera.
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Grandes obras en medio de actos atroces
Como un paréntesis en el desarrollo de
los hechos, acotaremos brevemente que Calígula llevó a cabo numerosos
proyectos de construcción durante su reinado, por lo que no todo fue
malo. Algunos de esos proyectos fueron: ampliar los puertos de Regium y
Sicilia; terminar el Templo de Augusto y el Teatro de Pompeyo; iniciar
la construcción de un anfiteatro en las cercanías de la Saepta;
remodelar el Palacio Imperial; comenzar a construir los acueductos de
Aqua Claudia y Anio Novus; reparar murallas y templos en Siracusa;
reparar viejas carreteras y crear nuevas; intentar crear un canal a
través del Istmo de Corinto; construir, a base de barcos, un puente
flotante temporal entre Baiae y Puteoli; crear dos de las mayores
embarcaciones de la antigüedad, una que albergaba un templo de Diana, y
otra que era un palacio flotante con pisos de mármol y cañerías propias…
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Calígula y el Senado Romano
Retomando la historia negra del
emperador, también en el año 39 se dio un grave deterioro de las
relaciones entre Calígula y el Senado, pues éste último se había
acostumbrado a una relativa autonomía, hasta que llegó Calígula y todo
cambió. Los senadores se constituyeron así en una resistencia política
para el emperador. Tenía que liquidarlos, ¿pero cómo?… En el punto de
decadencia moral que Calígula había alcanzado, la respuesta no fue
complicada: revisó los casos de traición acontecidos durante el gobierno
de Tiberio, y en base a esos documentos hizo interpretaciones
exageradas y arbitrarias para decir que muchos senadores no eran
confiables, mandándolos a ejecutar. Cualquier cosa bastaba para ser
acusado por delitos de lesa majestad, y así muchos senadores fueron
marcados con fuego, enviados a trabajar a minas o a reparar carreteras,
encerrados en jaulas (en cuatro patas, para humillarlos más), lanzados a
los feroces leones, abiertos en canal con sierras o, si tenían suerte,
simplemente enviados a correr detrás de su carroza, u obligados a
permanecer de pie mientras él comía deliciosos manjares y se reía
viéndolos sufrir hambre y sed.
Pero las humillaciones sufridas por los
senadores no se limitaban a lo descrito anteriormente, pues ellos, y
algunos otros miembros de la alta sociedad, padecieron la degradación
sexual sin precedentes que Calígula impuso para conseguir más dinero. De
ese modo, muchas habitaciones del palacio fueron convertidas en
secciones de un gigantesco aparato estatal de prostitución de lujo,
donde las esposas, las hermanas, y las hijas de los senadores y de otros
infortunados, ofrecían sus bellos cuerpos ―recuérdese que los hombres
adinerados solían conseguir mujeres bellas y tener hijas bellas― a
elevadísimos precios, que los clientes frecuentemente pagaban con dinero
que los mismos esposos, padres o hermanos de las prostituidas, eran
obligados por Calígula a prestarles…
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La falsa conquista de Britania y la guerra contra Poseidón
Durante el año 40, Calígula ideó dos
grandes farsas: una que engañó a muchos, otra que lo hizo quedar como un
verdadero loco, y que casi seguramente fue efectuada como una burla. En
el primer caso, tras recibir la sumisión de Adminio (hijo de
Cynobelino, rey de Britania) y de sus hombres, a los cuales Cynobelino
había expulsado de Britania, Calígula los tomó y organizó una marcha
pública en Roma, donde supuestamente ellos eran prisioneros de la
ficticia guerra que se acababa de ganar contra la recientemente
anexionada Britania. En ese desfile, también Calígula empleó prisioneros
de guerra galos, que habían sido seleccionados por ser altos y fuertes,
y a los cuales se les había pintado el pelo de rubio para que
parecieran guerreros nativos de Britania. En el segundo caso, Calígula
hizo a sus soldados disparar al mar y recoger conchas que supuestamente
eran los despojos del gran Neptuno (Dios del Mar, equivalente a
Poseidón); sobre aquella recolección, aunque sin mencionar lo de Neptuno
y las flechas lanzadas al agua, Suetonio cuenta lo siguiente: ‹‹Por
último, se adelantó hacia las orillas del océano a la cabeza del
ejército, con gran provisión de balistas y máquinas de guerra y cual si
proyectase alguna grandes empresa; nadie conocía ni sospechaba su
designio, hasta que de improviso mandó a los soldados recoger conchas y
llenar con ellas sus cascos y ropas, llamándolas despojos del océano
debidos al Capitolio y al palacio de los césares. Como testimonio de su
victoria construyó una altísima torre en la que por las noches, y a
manera de faros, encendieron luces para alumbrar la marcha de las naves.
Prometió a los soldados una gratificación de cien duleros por cada uno,
y como si su gesto fuese el colmo de la generosidad, les dijo: “Marchad
contentos y ricos”.››
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Incitatus, el caballo de Calígula
Una especie de signo viviente de la
locura de Calígula fue su caballo Incitatus, al cual lo hizo nombrar
sacerdote y cónsul de Bitania (territorio al norte de Turquía), además
de que le mandó a construir una enorme caballeriza de mármol con
pesebres de marfil, una estatua de mármol, y una villa con 16 jardines y
18 sirvientes.
Como el caballo de carreras que era,
Incitatus participó en muchas carreras. Siempre, la noche antes de la
competencia, Calígula decretaba un silencio general en la parte de Roma
cercana a la villa de Incitatus, y quien perturbase el sueño de su
caballo era enviado al sueño eterno por la espada de un soldado… Dicen
que solo una vez en toda su vida Incitatus perdió una carrera, y el
talentoso jinete vencedor fue ejecutado por orden de Calígula…
Comía copos de avena mezclados con
suaves y delgadísimas escamas de oro, tomaba el mejor vino en copas de
oro, devoraba ratones, calamares, mejillones y pollo; vestía púrpuras de
la mejor calidad y usaba collares con piedras preciosas; no copulaba
con yeguas, sino con una bella mujer llamada Penélope, que pertenecía a
la alta sociedad y había sido elegida por Calígula como esposa de su
amado caballo…
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El dios Calígula
En el año 40, Calígula dio un paso más
allá y se autodivinizó: se autoproclamó un dios-sol; aparecía vestido
como Hércules, Venus, Mercurio y Apolo; firmaba documentos públicos con
el nombre de Júpiter; se erigió dos templos en Roma y otro en la
provincia asiática de Mileto; usó el Templo de Cástor y Pólux como
pórtico para su propio palacio imperial; destruyó las estatuas de
hombres ilustres que Augusto había colocado en el Campo de Marte;
desenterró al gran Alejandro Magno para quitarle la coraza y usarla
regularmente; prohibió toda estatua que no fuera la suya; decapitó
estatuas de dioses importantes y les reemplazó las cabezas con su
cabeza; se hizo adorar por el pueblo, instaurando su propio culto e
imponiendo la genuflexión (arrodillarse ante el emperador); en su culto,
se hizo una estatua de oro de sí mismo a tamaño natural, a la cual le
cambiaba de roba todos los días, poniéndole una prenda idéntica a la que
usaba; impulsó a los miembros de la alta sociedad a buscar ser
sacerdotes de su culto para así obtener privilegios o salvarse de males;
hizo sacrificar muchísimos pavos reales, gallos negros, faisanes y
otros animales, todo para honrarse como dios; invitó numerosas veces,
siempre en plenilunio, a hacer el amor a la Diosa Luna; conversó en
muchas ocasiones de tú a tú con el gran Júpiter (equivalente de Zeus),
llegándole a decir “si no me elevas al cielo, haré que caigas al
infierno”; dijo que Júpiter le había pedido compartir su casa con él, y
en base a esa excusa conectó el Palacio del Capitolio con el templo de
aquel gran dios; intentó meter su estatua de dios (una versión de la
estatua de Júpiter con sus rasgos) en el Templo de Jerusalén, pero no
pudo porque los judíos se levantaron en armas; etcétera.
Por último, Suetonio cuenta que: ‹‹cierto
día se colocó por burla al lado de la estatua de Júpiter y preguntó al
trágico Apeles cuál de los dos le parecía más grande, y como vacilase en
contestar, le hizo azotar acto seguido, haciéndole notar entonces que
tenía la voz agradable y hermosa en las súplicas y hasta en los
gemidos.››.
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Muerte de Calígula
Se cuenta que antes de que muriese,
Calígula recibió algunas señales de que su final estaba por venir:
cuando iban a trasladar la estatua de Júpiter que estaba en Olimpia, dio
tales carcajadas al ver que la tocaban, que los obreros salieron
corriendo y algunas máquinas se cayeron; un tal Casio le dijo que
recibió en sueños la orden de sacrificar un toro (Calígula vendría a ser
el toro) a Júpiter; cayó un rayo sobre el Capitolio de Capua y otro en
el Templo de Apolo Palatino, ambos en el día de los idus de marzo; Sila,
astrólogo consultado por él con cierta frecuencia, le dijo que tendría
una muerte próxima, violenta e inevitable; los oráculos de Anzio le
dijeron que se cuidase de Casio, y él reaccionó haciendo ejecutar al
procónsul Casio Longino, olvidando que el pretoriano Querea también se
llamaba así; soñó que estaba en el cielo, junto al trono de Júpiter, y
que el enorme dios le empujaba con el pulgar del pie derecho para
hacerlo caer a la Tierra; le cayó sangre de flamenco durante un
sacrificio; el actor Mnester representó el asesinato de Filipo de
Macedonia.
Sobre su muerte, ésta fue un asesinato
planeado por tres hombres, liderado por Casio Querea y ejecutado por él y
otros pretorianos, aunque se sabe que muchos senadores, militares y
otras personas sabían, pero existía una actitud de complot y nadie habló
porque todos querían ver muerto al tirano sádico y demente. Así, se
quedó en tenderle una emboscada cuando saliese de los juegos palatinos a
través de una galería subterránea, y Casio Querea, que era un viejo
pretoriano y conocía al emperador desde niño (había sido un destacado
oficial de Germánico), pidió ser el primero en hundirle un puñal; ya
que, como señala Suetonio: ‹‹Calígula insultaba sin cesar su vejez y
nunca le dirigía más que palabras ultrajantes, tratándole de cobarde y
afeminado; si se presentaba a pedirle la consigna, le contestaba
“Príapo” o “Venus”; si el tribuno se adelantaba a darle gracias por
algo, él le presentaba la mano a besar en forma y con movimientos
obscenos.››.
De ese modo, cuando durante la mañana
del 24 de enero del año 41 Calígula salió de los juegos palatinos
desplazándose solitariamente por una galería subterránea, se encontró
con Querea y éste le pidió la contraseña (la galería subterránea era una
salida secreta); pero, antes de que terminara de responder, sintió el
puñal de Querea clavándose con saña entre su cuello y su clavícula.
Aterrorizado, Calígula intentó correr mientras Querea lo insultaba, pero
Cornelio Sabino lo apuñaló, y después todos y cada uno de los
conjurados le hundieron sus armas de metal, atravesándolo como treinta
veces (entre todos) y dejándolo allí en el suelo, con las carnes
abiertas y la sangre manando por todas partes…
Cuando los guardaespaldas germánicos de
Calígula se percataron de lo sucedido, asesinaron a todos los
conspiradores que pudieron, así como también a senadores y civiles
inocentes que estaban cerca en aquel momento, o al menos esto cuenta
Flavio Josefo. Sea cual sea la verdad sobre esos detalles, los
conspiradores sobrevivientes asesinaron a la esposa y a la hija de
Calígula: Cesonia, su esposa, fue apuñalada; entretanto, la perversa
niña fue estampada contra un muro, tan fuerte que se le reventó el
cráneo y sus sesos se esparcieron por el suelo. A Claudio, que habría de
ser el futuro emperador, también lo intentaron matar, pero escapó a
tiempo. Para acabar, Suetonio cuenta que: ‹‹Su cadáver fue llevado en
secreto a los jardines Lamianos, lo chamuscaron en una pira
improvisada, y lo enterraron luego cubriéndole con un poco de césped.
Más adelante sus hermanas, vueltas del destierro, lo hicieron exhumar,
lo quemaron y dieron sepultura a sus cenizas. Se asegura que hasta esta
época aparecieron fantasmas a los guardias de aquellos jardines, y por
la noche, en la casa donde le asesinaron resonaban espantosos ruidos. Su
esposa Cesonia murió al mismo tiempo que él, asesinada por un
centurión; a su hija la estrellaron contra una pared.››
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Anexo: una lista de atrocidades y locuras
Además de todo lo contado, existen
algunas atrocidades cometidas por Calígula que vale la pena mencionar,
ejemplos son las siguientes:
- Comía o fornicaba mientras se realizaban ejecuciones o torturas.
- Bebía perlas disueltas en vinagre y ofrecía, en los banquetes, comida mezclada con oro.
- En los banquetes, solía levantarles el vestido a las esposas de los invitados, y cuando le gustaba mucho alguna, se la llevaba a un cuarto, tenía sexo con ella (lo quisiera o no la mujer) y después regresaba a la mesa y criticaba o elogiaba sexualmente a la dama abusada, contando todos los pormenores. También, cuando estaba con las esposas de sus invitados, solía deleitarse de la sumisión que le mostraban por temor, y besándoles o lamiéndoles el cuello les decía mientras las tomaba del cabello: “Una cabeza tan bella sería arrancada en cuanto yo lo ordenara”.
- A su última esposa, la paseaba desnuda en caballo, con escudo y espada, frente a los soldados.
- Algunas veces, tomó a las esposas de distinguidos miembros de la alta sociedad, gozándolas antes de que el marido lo hiciera.
- Abusó de hombres además de mujeres: por ejemplo, a Valerio Catulo le lastimó las costillas en una salvaje violación.
- Cuando inauguró el puente de Puzzoles, invitó a los que estaban en la orilla a reunirse con él, y después mandó a tirarlos al agua, haciéndoles dar golpes de remo a los que sobrevivían.
- Hico castrar al gladiador Longino como castigo por tener un pene más grande que el suyo
- A veces, en vez de gladiadores, elegía padres de familia viejos o con deformidades, y los mandaba a combatir contra las fieras.
- Hizo cerrar graneros públicos para que el pueblo tenga hambre.
- Hacía quitar los toldos del Anfiteatro de Tauro para que a los espectadores les diera insolación.
- Alimentó a las fieras con criminales vivos para ahorrar dinero y divertirse.
- Por varios días, hizo azotar con cadenas a un encargado de los juegos y cacerías del circo, hasta que lo hizo ejecutar porque no soportaba el hedor de su cerebro podrido, puesto que el pobre hombre seguía vivo con el cerebro expuesto y parcialmente descompuesto.
- Cuando mandaba a ejecutar, pedía al verdugo que hiciese sentir la muerte al ejecutado: “Hiérelo de tal modo que él sienta morir”, dijo en cierta ocasión a un verdugo.
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- http://www.asesinos-en-serie.com/caligula-un-monstruo-del-imperio-romano/
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