Anatoly Onoprienko:UCRANIA “El Terminator”

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El 16 de abril de 1996, la policía arrestó a Anatoly Onoprienko, un hombre de 37 años estudiante de guardabosques, marinero y ex paciente de un hospital psiquiátrico. Con ello, se ponía fin a la peor cadena  de asesinatos  en la historia de Ucrania. Fue arrestado en la casa de su novia donde se halló el rifle que usó en 40 de los asesinatos que perpetró. Tenía también en su poder algunos artículos de joyería y de video pertenecientes a sus víctimas. Una vez que fue llevado preso, confesó inmediatamente haber cometido ocho asesinatos en el periodo transcurrido entre 1989 y 1995. Al principio negó otros cargos, pero pronto admitió ser “El Terminator”, mote con el que se le conocía al misterioso asesino que segó la vida de 52 personas.
Todo comenzó en 1989 cuando él y un cómplice llamado Serhiy Rogozin robaron y mataron a nueve personas. Onoprienko retomó su gusto por los asesinatos a finales de 1995, matando a 43 personas en sólo seis meses antes de que la policía lo arrestara.
En marzo de 1996 se inició una intensa cacería humana en el oeste de Ucrania después de que ocho familias fueran brutalmente asesinadas en sus propios hogares. La mayor parte de las víctimas vivían en remotas villas en la región de Lvov, cerca de la frontera con Polonia. Su sed de sangre se intensificó en los últimos tres meses, en los cuales mató a unas 40 personas en las regiones de Bratkovivhi y Busk. El pánico alcanzó tales niveles que una división del ejército fue movilizada para controlar las carreteras y patrullar las calles.
El método de Onoprienko era el siguiente: Entraba a una casa poco antes del amanecer, reunía a los habitantes y les disparaba a todos, incluyendo a los niños. Después, prendía fuego a la casa y si alguien tenía la mala suerte de cruzarse en su camino, también terminaba muerto.
En el juicio, llevado a cabo en Noviembre de 1998, Onoprienko dijo que se sentía como un robot controlado por fuerzas oscuras y dijo que no permitiría que se le juzgara hasta que las autoridades descubrieran el origen de esta fuerza oscura. Dijo también que escuchaba voces, las cuales le ordenaban que llevara a cabo los crímenes. También decía que todo estaba provocado por la influencia de la CIA y la Interpol. Sin embargo, el examen psiquiátrico que se llevó a cabo concluyó que era apto para ser juzgado. En una entrevista que sostuvo desde su celda con los medios de comunicación, declaró que jamás se arrepintió de lo que hizo y que no se arrepentía ahora. Añadió que ciertas fuerzas cósmicas planeaban destruir la humanidad y reemplazarla con Bio-Robots. También aseguró tener poderes telepáticos y que sus capacidades hipnóticas le permitían conocer cosas que ni el presidente del país sabía, que había recibido permiso para matar. Añadió que amaba a todas las personas, inclusive a aquellas que mató. Después dijo que, inclusive, había planeado el asesinato de su propio hijo.
Cuando estaba en la corte, el juez preguntó si tenía algo que decir. Onoprienko simplemente levantó los hombros, se acercó al micrófono y dijo: “No, nada”. Cuando se le preguntó su nacionalidad, respondió: “Ninguna”. El juez Dimitry Lipsky replicó que eso era imposible. Onoprienko levantó los ojos al techo y dijo: “Bueno, de acuerdo a los representantes de la ley, soy Ucraniano”. El equipo defensor de Onoprienko argumentó que antes de los asesinatos se había hecho un diagnóstico de esquizofrenia en su defendido, y que a pesar de que el peritaje llevado a cabo antes del juicio no había corroborado la enfermedad de su cliente, una opinión independiente había coincidido con tal diagnóstico. Los acusadores, por su parte, argumentaban que Onoprienko simulaba los síntomas para evadir la acción de la justicia.
Años después, Onoprienko diría en una entrevista: “Para mí, matar es como romper una colcha. Hombres, mujeres, ancianos, niños, todos son lo mismo. Nunca me he arrepentido por aquellos a quienes he matado. No amor, no odio, sólo ciega indiferencia. No los veo como individuos, sino como cosas”.Onoprienko fue sentenciado a cadena perpetua, ya que Ucrania ha firmado un acuerdo con la Comunidad Europea que prohibe la pena de muerte. Sin embargo, una revisión de su caso podría reducir su condena a 20 años. Sorprendentemente, Anatoly Onoprienko ha declarado que no piensa acudir a las audiencias para lograr una reducción de su condena. Dice que debe ser ejecutado. “Si estoy libre de nuevo, comenzaré a matar otra vez. Pero en esta ocasión será peor, 10 veces peor. La necesidad está aquí”. Y agregó: “Si no me matan, escaparé de esta prisión y la primera cosa que haré será buscar a alguien y colgarlo de un árbol de los testículos”.

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