Encarcelado y sentenciado a 11 cadenas perpétuas, una por cada asesinato, Clifford Olson fue el más despreciable asesino en serie de Canada, donde violó y asesinó al menos a 11 niños y adolescentes.
Una auténtica vocación criminal
Clifford Olson nació el 01 de enero de
1940 en el Hospital de Saint Paul en la ciudad de Vancouver, British
Columbia, Canadá. En su niñez ya se perfiló como un abusador molestando
continuamente a sus compañeros, pero fue a partir de los 10 años cuando
comenzó su carrera criminal, la cual iba en escalada conforme se hacía
mayor. Durante su adolescencia comenzó con atracos y robos a mano
armada, hurto de autos, entre otros de su delitos. A lo largo de su vida
fue detenido en 90 ocasiones por cargos tan graves como los
mencionados, luego por violación, fraude y finalmente por el asesinato
de 11 niños y adolescentes.
Olson fue descrito por los psicólogos de
la Policía como una persona que tenía la madurez emocional de un niño,
sin embargo simulaba tener un vida relativamente normal y era un hombre
casado con un hijo.
La vida penitenciaria de Olson comenzó
en sentencias por delitos menores a los 17 años. Fue detenido y
sentenciado a la Penitenciaría de British Columbia por sus crímenes. Su
vida, hasta su arresto en 1981, estaría marcada por un constante salir y
entrar de prisiones.
En 1974 dentro de la Penitenciaría de la British Columbia, Olson atacó sexualmente a un convicto más joven, de 17 años.
La estadía de Olson en prisión fue
complicada debido a que se enemistó con el resto de convictos por abusar
físicamente de los más jóvenes y por hacer el papel de soplón con los
guardias. Olson era atacado constantemente por los otros reos, el más
severo atentado contra él fue en 1976 en la Penitenciaría de Prince
Albert en el estado de Saskatchewan, lugar donde fue apuñalado 7 veces
por uno de los reclusos.
Mientras pasaba el tiempo tras los
barrotes, optó por estudiar leyes y así comenzó a enviar cartas al
estado quejándose del mal servicio y de las instalaciones de la prisión,
por ello se ganó también el desprecio de los guardias.
Por estos motivos Olson rotaba de
prisión en prisión, era la única manera de evitar que lo asesinaran. En
la década de los setenta Olson se destacó por saber manipular el sistema
penal desde su celda, hasta que finalmente fue trasladado a la Super
Máxima Unidad (S.M.U.), lugar que comúnmente era visto como la prisión
más segura del país.
Durante este periodo de traslados y
cortas estadías en varias penitenciarias, Olson conoce al asesino de
niños de British Columbia, Gary Francis Marcoux, quien estaba preso por
violar y asesinar brutalmente a una joven. Olson solía hablar con
Francis sobre el sadismo con el que mataba a niños. Sus encuentros con
Marcoux le sirvieron para traicionarlo, exponiendo cartas y dibujos de
Francis que dieron a las autoridades las evidencias necesarias para
condenar a Marcoux. Olson obtuvo lo que quería: las autoridades
reconocieron su ayuda, por lo que recibió recomendaciones para salir
bajo palabra de prisión, pero también ganó algo más que no era bueno ni
para él ni para la sociedad: un marcado apetito por la pornografía
infantil…
Tras ser liberado en 1978, Olson partió
de British Columbia para pasar una temporada en las “Marítimas”. Durante
ese tiempo era buscado por las autoridades por cargos de pornografía
infantil, pero jamás fue arrestado por ello debido a que Olson ya estaba
de vuelta en la prisión de British Columbia por otros cargos, en esta
ocasión era por violación.
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Empieza el terror
La ola de sangre inició el 17 de
noviembre de 1980 con la desaparición de Christine Weller, una niña de
12 años que vivía en Surrey. Esto no llamó mucho la atención de la
Policía, sin embargo un mes después encontraron su cadáver, que mostraba
cómo la niña había sido atacada sexualmente para después ser mutilada…
Es a partir del mes de abril cuando la
Policía empezó a recibir varios reportes de niños y jóvenes
desaparecidos, uno de los primeros en encabezar la lista fue Darren
Johnsrude de 16 años, quien había llegado hace solamente dos días a
Vancouver, pero su destino era desaparecer en un centro comercial. El
cuerpo de Darren fue encontrado en mayo, con el cráneo partido.
Collen Daignault, una tímida niña de 13 años, también desapareció de forma similar cuando Olson la raptó sin testigos.
Exactamente dos semanas después Sandra
Wolfsteiner de 16 años desapareció mientras hacía autostop en los
suburbios de Langley, Olson llevó a Sandra al lago Chilliwack y tras
violarla le quitó la vida con un golpe en la cabeza.
En esos tiempos era muy común que los
jóvenes hicieran autostop y por ello los reportes que la Policía recibía
sobre adolescentes extraviados no eran tomados con la respectiva
seriedad. Además no contaban con efectivos suficientes, durante el
periodo en el que actuó Olson, se reportaron 2.000 desapariciones y
18.000 denuncias por distintos crímenes, demasiado para los tan solo 200
agentes de la Policía Montada que se disponían en el cuerpo.
En julio, Ada Court de 13 años no llegó a
su casa tras salir de su trabajo como niñera. Durante la investigación
policial para encontrarla, descubrieron el cadáver de Judy Kozma en el
lago Weaver, quien también había desaparecido a principios del mes.
Cuando la Policía armó una lista de
sospechosos el nombre de Olson estaba en ella, pero incluso así Olson
logró matar a cuatro jóvenes más en la última semana de julio.
El primero en desaparecer en ese mes fue
Raymond King de 15 años en New Westminster. Olson engañó al joven Ray
con la promesa de un buen sueldo por un trabajo fácil. Tras llevarlo por
la ruta #7, camino que siempre usaba, Olson se desvió y tomó un camino
rocoso para llegar a Harrison Mills y al lago Weaver. En algún punto de
ese camino se detuvieron y el asesino apedreó el cráneo de Ray…Se
deshizo del cadáver tirándolo por una colina, su cuerpo también fue
hallado en el lago Weaver.
Sigrun Arnd, una joven alemana que vino a
Canadá a visitar a un familiar, fue la siguiente víctima de Olson,
quien la recogió mientras hacía autostop cerca de Vancouver. Su cuerpo
fue encontrado en Richmond a unos 365 metros de donde Simon Partington
había sido desenterrado el día anterior.
Sorprendentemente la siguiente víctima,
Terri Lynn Carson, vivía en el mismo complejo de Surrey donde Christine
Weller lo hacía. Olson recogió a Terri, quien estaba celebrando haber
conseguido un empleo de verano. Este hecho facilitó a Olson la tarea de
que aceptara su habitual bebida con narcóticos para entumecer el cuerpo.
Después el asesino se alejó de la ciudad dirigiéndose al este de
Agassiz. Cuando estuvo cerca de la orilla del norte del río Fraser,
Olson la estranguló en el bosque, quemó sus ropas y tiró los zapatos y
la cartera al río.
Pero el caso que infundió pánico y
terror en los residentes de la zona fue la desaparición del pequeño
Simon Partington de 9 años, quien nunca llegó a la casa de su amigo el 2
de julio de 1981.
Simon desapareció alrededor de las 10:30
am, vestido con pantalones vaqueros y una camiseta azul. Salió en su
bicicleta con su cuaderno naranja de Snoopy. El niño se esfumó cerca de
donde Christine Weller fue vista por última vez. Simon no pudo terminar
su proyecto estudiantil, un cuento llamado “El tigre hambriento y el
pato incrédulo”, historia que anunció su prematura muerte, presagiando
que ningún infante estaba a salvo. El cuerpo mutilado del pequeño
apareció en Richmond.
Una semana después desapareció Judy
Kozma de 15 años. Este fue el caso más extraño de todas sus víctimas.
Una semana después de la desaparición de Simon Partington, Judy salió
para Richmond a visitar a un amigo y a hacerse una entrevista de trabajo
en el restaurante Wendy´s. Judy era una morena bonita y tímida a quien
Olson conocía por su trabajo como cajera en el McDonald´s. Olson se
ofreció a llevarla en conjunto con el joven Randy Ludlow. El asesino
trató de emborrachar a los dos jóvenes, tarea a la que le ayudó Randy
sin conocer los motivos de Olson, quien con un gran bulto de dinero se
fue a una licorería y, al regresar, dejó a Randy en Lougheed Mall y
partió con Judy. Esa fue la última vez que Randy la vio. La siguiente
vez que Randy escuchó de Olson, se enteró de que él se había ido de
vacaciones con su familia al día siguiente de que Olson hubiese matado a
Judy.
La historia de la siguiente víctima,
Louise Chartrand de 17 años, fue reconstruida por la Policía tras su
desaparición cerca de Maple Ridge el 30 de julio de 1981. Louise después
de salir de su trabajo nocturno fue a comprar cigarrillos, pero Olson
la raptó y drogó para llevarla fácilmente a Whistler. Antes de llegar
hizo una parada en el Squamish RCMP para recoger una pistola confiscada,
pero debido a que el oficial a cargo no se encontraba se tuvo que ir y
continuó su camino a Whistler, utilizando una carretera de alta
mortalidad debido a los accidentes en ella. En Whistler, Olson martilló
el cráneo de Louise repetidamente para después enterrarla en medio de la
nada.
Mientras los titulares de los periódicos
decían que había un asesino serial suelto, los habitantes de la región
de British Columbia estaban atemorizados. Durante este periodo de
terror, Olson ya era el principal sospechoso. Los oficiales encargados
de vigilarlo admitieron que era difícil de seguir, decían que se detenía
en la mitad de la calle y hacía repentinos giros en U, o se metía por
callejones aledaños a la vía principal. También tenía el hábito de
cambiar constantemente de coches alquilados. Durante los tres meses en
los que fue vigilado, viajó 20.000 Km en 14 vehículos alquilados
distintos. Además durante el seguimiento Olson subió a un ferry para la
isla de Vancouver tras haber asaltado dos residencias en Victoria, al
salir del transporte se dirigió a Nanaimo, un viejo pueblo minero de
carbón donde recogió a dos chicas que estaban haciendo autostop.
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La detención de un cínico infanticida
Tres horas más tarde el coche salió de
la via principal y se adentró en una carretera de tierra, las patrullas
cerraron el paso y, mientras un helicóptero vigilaba, agentes se
acercaron al lugar donde se detuvieron. Olson y las dos chicas se
encontraban fuera del vehículo pasándose una botella de licor, los
agentes escucharon cómo Olson invitó a una de las chicas a “dar un paseo
a solas”. La chica se puso a gritar, momento que los agentes
aprovecharon para entrar en acción y detenerle, tras asegurarse de que
las pasajeras estaban bien, prosiguieron a revisar el vehículo: allí
encontraron una libreta verde con la dirección y el nombre de Judy
Kozma, lo cual fue evidencia suficiente para acusarlo del asesinato de
la chica.
Clifford Olson fue arrestado el 12 de
agosto de 1981 por el asesinato de la joven Kozma, pero la demencia del
asesino no terminó ahí. Olson tuvo la cínica idea de vender la ubicación
de los cuerpos que él había enterrado, cobrando $10.000 dólares por
cadáver. La policía se negó a pagar al asesino por sus víctimas, pero el
abogado del distrito general de Canadá aceptó crear un fideicomiso para
el hijo de Olson y su esposa. El asesino aceptó y cumplió con su parte
del trato. Al final de toda la negociación se le “pagó” el acuerdo
convenido: se estima que fueron entre 90.000 y 100.000 dólares manchados
con la sangre de 11 niños inocentes, asunto que aún es tema que se
debate en los medios de comunicación de la actualidad.
En los últimos días antes de su arresto,
Olson conversó con los oficiales Fred Maile y Edward Drozda en un café
sobre las supuestas evidencias que solo el asesino sabía y sobre la
ubicación de las pruebas. Sus diálogos fueron grabados por los
micrófonos que los detectives portaban.
El sospechoso de haber matado a siete
niños salió libre tras el interrogatorio, al poco tiempo fue arrestado,
aunque en ese periodo logró matar a cuatro niños más…
El traslado de Olson a prisión fue
efectuado con la mayor seguridad posible dados sus conocidos escapes,
por ello fue escoltado por un convoy policial. En el vehículo donde iba
Olson lo acompañaban 3 oficiales desarmados, pero uno de ellos estaba
esposado a él, otros dos coches más con 2 policías armados en cada uno
lo seguían, y la Policía ya tenía permiso para usar el helicóptero en
caso de que Olson intentase escapar.
Los cuerpos de Terri Carson y Sandra
Wolfsteiner fueron hallados en Chilliwack, mientras que Collen Daignault
fue encontrada en Surrey. La adolescente Louise Chartrand estaba
enterrada en Whistler, y finalmente el cuerpo de Ada Court apareció en
Agassiz.
Cuando los oficiales encargados de traer
los cuerpos finalmente cumplieron con su deber, muchos de ellos no
pudieron contemplar las escenas de muerte. Aún hoy el caso de los
asesinatos de Olson sigue siendo controversial para los residentes de
Vancouver: es un tema tabú, algo de lo que no se suele hablar. Cuando el
trato que hizo la Policía con Olson llegó a la Prensa, muchos se
quejaron y vieron esta acción como algo repugnante. A partir de esto
Olson, quien ya se encontraba en custodia y en juicio, le confesó todos
los crímenes a su esposa, quien le dijo que él debía pagar por lo que
había hecho y que probablemente moriría en prisión, pero que al mismo
tiempo tenía que hacer algo por su familia. Esta noticia sacudió a la
comunidad canadiense y muchos aún expresan su descontento: el hecho de
que un asesino de niños recibiese dinero por sus crímenes era algo
descabellado, inadmisible.
Tanto el Abogado General de British
Columbia como el Primer Ministro de Canadá y otros servidores públicos
se vieron involucrados en la controversia del tema. Bruce Northorp, jefe
de la operación policíaca, dijo que encontraba incomprensible que Olson
recibiese paga para entregar evidencias.
El diario Vancouver Sun escribió un
artículo sobre el caso de Olson, en él se citó al oficial Fred Maile,
quien dijo: “Para mí, si hubiera una imagen del Diablo, sería Clifford
Olson”
Al final de todo el horror Clifford
Robert Olson fue enjuiciado y condenado por once cargos de homicidio en
primer grado, y sentenciado a once cadenas perpétuas. Durante mucho
tiempo Olson estuvo escribiendo cartas a las cortes canadienses, para
que consideren la posibilidad de dejarlo salir bajo libertad
condicional.
Canadá continua debatiendo si los
homicidas condenados deberían en algún momento ser liberados. En cuanto a
Olson, afortunadamente murió por cáncer terminal un 30 de septiembre
del 2011, en un hospital de Laval en Quebec, a los 71 años de edad.
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