Crisis en Venezuela: un país sin industria ni electricidad que vive a oscuras y con un pie en el siglo XIX

 En ruinas

Crisis en Venezuela: un país sin industria ni electricidad que vive a oscuras y con un pie en el siglo XIX

La debacle energética es desoladora. La industria eléctrica ha retrocedido 130 años.

La sede principal del Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica, en Caracas (Venezuela). Foto: EFE

Hoy, en Venezuela la gente pasa media vida a oscuras, una imagen que es la mejor muestra de la crisis energética que vive el país. Del otro lado, hay una industria, la eléctrica, que ha puesto un pie en el siglo XIX y que supone, además, el principal lastre para la reactivación económica. Gobierne quien gobierne.

Es el efecto más visible, sin duda. Ciudadanos a oscuras que deben abandonar el subte en medio de un apagón o esperar pacientes a la luz de las velas, pero hay también toda una industria que ya no puede trabajar, que no tiene energía que la ponga en marcha y que, por si fuera poco, cuenta como eje vertebral con uno de los sectores que más electricidad necesita para funcionar, el petrolero.

Por eso, los políticos venezolanos de uno y otro signo se empeñan en augurar una recuperación casi mágica, imposible para los expertos para los que son promesas vacuas. Estas son algunas claves de la crisis energética y su impacto sobre una hipotética recuperación económica.

Un país atrasado 130 años

"Venezuela está 130 años atrás, a finales del siglo XIX. Es impactante pero no hay manera de describir lo que está ocurriendo", explica el ingeniero eléctrico y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Víctor Poleo .

Según detalla, para comprender la "agonía actual" del sector hay que observar que se estima que la capacidad termoeléctrica activa está entre 1.500 y 2.000 megavatios, cuando la instalada es de 15.000 megavatios, es decir, apenas un 10 %.

Edificio principal del Ministerio de Energía Eléctrica y la sede de la Corporación Eléctrica de Electricidad (Corpoelec), en Caracas (Venezuela). Foto: EFE

Edificio principal del Ministerio de Energía Eléctrica y la sede de la Corporación Eléctrica de Electricidad (Corpoelec), en Caracas (Venezuela). Foto: EFE

El problema, según explica, "es circular", porque si la industria petrolera no extrae crudo y este no se refina, no se puede obtener diesel termoeléctrico.

"Es circular el problema, no hay termoelectricidad porque no hay combustible termoeléctrico y no hay combustibles termoeléctricos que generen termoelectricidad", detalla Poleo.

Por otra parte, está la hidroelectricidad, que en Venezuela, según explica, cuenta con un gran privilegio: el río Caroní, "en el cual está instalada una capacidad de cerca de 15.000 megavatios, particularmente en el Guri", una de las mayores centrales del mundo.

Solo esa central abarca 10.000 megavatios instalados, a la que se suma Caruachi, con 2.200, y Macagua, con otros 2.300. En total, suman 15.000 megavatios instalados.

Sin embargo, los datos con los que cuentan los expertos como Poleo y que nunca son hechos públicos por las autoridades dicen que actualmente solo tienen una capacidad real de 6.500 megavatios, a los que se suman los de la termoeléctricidad más para alcanzar unos 8.500 en total.

Según las estimaciones, la demanda de energía venezolana está en unos 12.000 megavatios, por lo que la generación eléctrica venezolana alcanza para cubrir el 70 % de la demanda, aproximadamente.

Un país sin industria

Según las cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), que suple la falta de datos oficiales, el PIB venezolano cayó un 65 % entre 2014 y 2019, una caída devastadora que ha dejado al país prácticamente sin industria o comercio.

¿Cómo se expresa eso en el suministro eléctrico? Pues, según Poleo, viceministro de Energía y Minas entre 1999 y 2001, los cálculos que hacían a comienzos de siglo, para estas fechas, sería de unos 25.000 megavatios, en caso de que la actividad económica se mantuviera.

Los habitantes de Caracas son unos afortunados: cuentan con combustible y energía. Foto: EFE

Los habitantes de Caracas son unos afortunados: cuentan con combustible y energía. Foto: EFE

Sin embargo, hoy es de 12.000, la muestra más elocuente del descalabro productivo que el ingeniero venezolano resume en una frase: "Hay una demanda residencial, cuatro bombitas de luz para alumbrarse, pero no hay electricidad para producir bienes".

Esto implica que quien quiera abrir una fábrica del tipo que sea en Venezuela se enfrentaría en primer lugar a una disyuntiva fundamental: no tiene energía para ponerla en marcha.

Por eso, sostiene que Venezuela está "en un punto como a finales de 1800, cuando comenzó la electricidad" en el país y tuvo que ir adaptándose progresivamente a las diferentes fábricas que comenzaron a abrir.

Volver al futuro cuesta US$ 15 mil millones

Un informe reciente de un grupo de expertos estima que la reactivación del sistema eléctrico venezolano tendría un costo estimado de unos 15.000 millones de dólares, con una variación que lo podría elevar hasta los 18.000 millones.

En todo caso, un programa preliminar establece para la recuperación en unos 36 meses, es decir, 3 años, teniendo como base los activos prioritarios de generación térmica y que incluye los más importantes para la empresa estatal PDVSA.

Por tanto, toda promesa política que no aborde estos dos factores de tiempo y de inversión parece, cuanto menos, ilusorio.

Una excusa oficial poco creíble

El sabotaje, el ataque imperial y el boicot son los tres enemigos favoritos del Gobierno de Nicolás Maduro. A ellos culpa de la situación del sistema eléctrico, pero para Poleo son solo tres "excusas que no tienen base ni científica ni en ingeniería ni tecnológica".

En su opinión, el sistema "sencillamente lo arruinaron", con un doble propósito: "Robar dinero induciendo una crisis eléctrica y domesticar a la población".

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